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30 Ene 2022
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Soneto de los celos, del licenciado Dueñas

-¿Qué cosa son los celos? -Mal rabioso.
-¿De qué nacen o mueren? -De temores.

-¿Qué teme aquel que ama? -Otros amores.
-Pues ¡qué se la da a él? -Tráenle envidioso.

-Pues, ¿qué le hace la envidia? -Sospechoso.
-Y en sospechar, ¿qué teme? -Disfavores. 
-Y disfavor, ¿qué causa? -Mil dolores.
-Y con dolor, ¿qué pierde? -Su reposo.

-¿Con quién toma contento? -Con ninguno.
-Pues, ¿no hay reír en él? -Muy falsamente.
-¿En qué entiende ese hombre? -En ser espía. 

-Pues, ¿qué es su condición? -Ser importuno.
-¿Qué saca de eso tal? -Cansar la gente.
-¿Y quién le trae así? -Su fantasía.

Los celos son una constante en la literatura. Han dado obras maestras del teatro (Otelo, de Shakespeare), de la narrativa (El túnel, de Ernesto Sábato) y de la lírica. De esta pequeña joya poética sobre los celos que hoy traigo hay muy poca información.

He tomado el poema, y casi todo lo que puedo contaros, del muy recomendable libro Los otros clásicos (Ediciones La Discreta), un excelente volumen del que es autor José Ramón Fernández de Cano y Martín y que lleva esto como significativo subtítulo: «antología caótica, aunque comentada, de cien poetas ‘menores’ del Siglo de Oro». Menores son si se les compara con sus contemporáneos Lope, Quevedo, Góngora o Calderón, pero excelentes autores todos ellos, aunque hoy casi olvidados, y mayores muy mayores los poemas seleccionados.

Cuenta Fernández de Cano y Martín que el «enigmático licenciado Dueñas» era sevillano y que en 1569 se vio envuelto con su amigo el canónigo Francisco Pacheco en una disputa en verso con otro grupo de poetas y poetastros hispalenses («había, a la sazón, una legión de vates en Sevilla») y que la polémica arreció tanto que muchos de ellos acabaron en prisión por ella. Sobre el incidente, Pacheco escribió después una Sátira contra la mala poesía, conocida también como Sátira apologética en defensa del divino Dueñas, nuestro Dueñas de hoy.

El soneto es magnífico. El recurso al diálogo entre dos voces no identificadas -frecuente, aunque no abundante, en la época; me viene a la memoria otro soneto subido de tono que empezaba así: «¿Qué me quiere, señor? Niña, hoderte. / ¡Dígalo más rodado! Cabalgarte. / ¡Dígalo a lo cortés! Quiero gozarte. / ¡Dígamelo a lo bobo! Merecerte»….-, le dan una extraordinaria viveza y hondura a la reflexión poética.

Yo lo siento y lo digo así: