PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

02 Dic 2023
Compartir

Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Rosario Sansores, la poeta a la que llamaban cursi

Su nombre, Rosario Sansores, quizás no os diga nada, no os suene. Pero seguro que sí os suena uno de sus más conocidos poemas. Empieza así: “Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras. / Cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas / evocaré este idilio con sus azules horas. / Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras”. Decían de ella que era una poeta cursi. Ahora lo vemos a ver, vamos a ver qué os parece.

Soy Arsenio Escolar, y esto es Poemas sentidos.

Mexicana. De Mérida, la ciudad más poblada del Estado de Yucatán. De familia acaudalada. “Mis padres eran ricos y mi infancia no conoció por lo tanto el dolor que amarga el ensueño de los niños pobres -contó ella misma en sus memorias-. Mi vida fue exactamente igual a la de cualquier niña rica hasta cumplir los trece años en que la muerte de mi padre cambió el panorama de mi existencia».

Había comenzado a escribir poesía desde muy pequeña. Sus padres intentaron disuadirla de tal empeño. Sin éxito. Precoz en muchas cosas, a los catorce años se casó con un cubano y se mudó a La Habana. Allí vivió durante 23 años. Los últimos siete, ya viuda.

Sus primeros libros los firmaba con seudónimos. Usaba varios. Uno era Crysantheme. Otro, Blanca de Beaulieu. Otro más, Rosalinda Seymur. Los títulos de los libros no eran menos llamativos: Mientras se va la vida se titulaba uno. Otro, Rutas de emoción. Sansores se declaraba contraria a las tendencias modernas de la poesía de su tiempo. Los suyos eran poemas entre neorrománticos y modernistas. Casi siempre, amorosos. Unos, pasionales; otros, tiernos. Se hicieron muy populares.

En una entrevista con Elena Poniatowska, le dijo esto a la mucho tiempo después Premio Cervantes:

-Sí, sí, la gente dice que soy cursi. Imagínate si no voy a saberlo. Pero no me preocupa. Al contrario, me halaga. La gente que sabe que soy cursi demuestra que me ha leído, y eso es lo único que importa.

Tiempo después, Elena Poniatowska la evocó así: «Usaba unos sombreros tan grandes que casi no cabían en el elevador. Siempre estaba tarareando canciones. Todos decían que Rosario era la cursilería andante, y eso me daba mucho coraje. Creo que no le han hecho nada de justicia a Rosario Sansores».

En 1933, y ya de vuelta en México, Sansores publica el poemario titulado La novia del sol. Incluía 104 poemas. Uno de ellos, titulado ‘Cuando tú te hayas ido’, se convirtió años después en un éxito universal, cuando le puso música el compositor y pianista ecuatoriano Carlos Brito Benavides, que lo retituló Sombras. Dice así ese poema, luego convertido en canción. Intenta no pensar en la música que te va a venir a la cabeza, disfruta del texto. Dice así:

Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.
Cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas
evocaré este idilio con sus azules horas.
Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.

Y en la penumbra vaga de la pequeña alcoba
donde una tibia tarde me acariciaste toda,
te buscarán mis brazos, te buscará mi boca,
y aspiraré en el aire aquel olor a rosa.

Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.

Cuando llegue el olvido marchitarán las rosas.
Cuando llegue el olvido mi verso se hará prosa,
no cantaré a tus ojos ni cantaré a tu boca;
te habrás ido en las sombras.

Cuando tú te hayas ido en pos de otra quimera,
te llorará en las noches mi corazón que espera.

En la penumbra vaga de esta vereda triste
testigo silencioso de todas nuestras cosas,
yo te daré mis besos y buscaré tu boca.
Cuando tú te hayas ido te perderé en las sombras.

Brito Benavides no conoció a Rosario Sansores. Se cuenta que cuando leyó el poema de Sansores y compuso la música de Sombras, el compositor estaba muy afectado por la muerte de su madre. Era a su madre a la que Brito le decía “Cuando tú te hayas ido te perderé en las sombras”. Sombras es un pasillo, un género de música y de danza folclórica autóctono de Colombia que a finales del siglo XIX pasa a Ecuador y a Panamá.

El ecuatoriano Brito Benavides le puso música a muchos otros poemas de la mexicana Sansores. Por ejemplo, a los titulados Alas rotas e Imploración. Pero ninguno de ellos tuvo la popularidad de Sombras. De Sombras hay un centenar de versiones, lo han interpretado y grabado multitud de cantantes: Raphael, Alberto Cortez, Olga Guillot, José Feliciano, Julio Iglesias, Luz Casal… 

No solo Brito Benavides. Otros músicos utilizaron versos de Sansores para sus canciones. Fueron musicalizados, entre otros, los poemas titulados Alondra Fugitiva, Ausencia, Filosofía, Tengo celos y Mientras tú me quieras.

Vamos con el titulado Filosofía. Es un soneto en versos alejandrinos, de catorce sílabas. Dice así:

¡Del pecado de amarte no estoy arrepentida!
Aunque un oscuro abismo nos separe a los dos,
en tanto que risueña te doy mi despedida
mis ojos se iluminan para decirte adiós.

No nos debemos nada. Tú me diste tu boca
límpida como el agua fresca del manantial.
Yo apagué en la cisterna mi sed ardiente y loca
y te enlacé en mis brazos, amorosa y sensual.

Peregrinos errantes, nuestra ruta seguimos:
si dos sendas opuestas, al azar elegimos,
¿para qué rebelarnos con violenta actitud?

Fuiste mío. Fui tuya. ¡Lo demás nada importa!
¡Oh, mi amante de un día, nuestra vida es tan corta
que no vale la pena de sufrir su inquietud!

Y ahora, vamos con Tengo celos. Es también un soneto, ahora en endecasílabos. Dice así:

Tengo celos ¿no sabes? Tengo celos
de todas las mujeres que has amado:
de las bocas en flor, donde has saciado
la locura de todos los anhelos.

En mis lúgubres noches de desvelos,
me atormenta el recuerdo despiadado
mientras mi corazón apasionado
quiere en vano luchar con sus recelos.

Cuando poso en tu faz mi boca ardiente,
me parece que cruzan por tu frente
las risueñas visiones del pasado.

¡Odio entonces tus brazos vigorosos
y aborrezco tus ojos luminosos
donde tantas pupilas se han mirado!

Ya ves. Algunos versos, demasiado obvios, casi ramplones. Ñoños quizás. ¡Cursis! Pero en general los poemas de Rosario Sansores no han envejecido mal. Un siglo después, aún transmiten, aún nos dicen algo, nos conmueven, los sentimos.

Vamos a acabar con un poema titulado como su primer verso, Me vestí de negro, y tan representativo de la autora, de Rosario Sansores, como los anteriores. Dice así:

Me vestí de negro.
Me vestí de negro cuando te marchaste,
me vestí de negro…
y en torno a mis ojos oscuros y graves
se formó un gran cerco.
Me vestí de negro. Mi traje rosado.
lo guardé angustiada dentro del ropero…
¡Ya que tus pupilas no me acariciaban
dejé de rizarme también el cabello!
Ni sedas, ni lujo… ni rojo en los labios,
¡no iban a tentarte con su aroma fresco!
Guardé los perfumes. dejé de pintarme.
dejé de mirarme también al espejo…
Y de pronto, un día, todo fue cambiando.
te fuiste borrando dentro de mi pecho.
otra voz de hombre comenzó a arrullarme
y me fui quitando mi vestido negro.
Qué tonta, me dije, vestirme de lutos
por aquel ingrato que no lo merece…
y otra vez brillaron mis ojos oscuros
y fui como un árbol cuando reverdece.
Ahora tu recuerdo no me causa daño.
Estás de mi vida tan lejos, tan lejos…
que olvidé tus labios
por otros más dulces henchidos de besos…