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09 Sep 2023
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Joan Margarit, el poeta bilingüe del amor y el desamor


Amor y desamor. Miedo a envejecer. Pasiones humanas. Sensualidad. Hoy vamos a hablar y vamos a leer a Joan Margarit, poeta en catalán y en castellano. El poeta que ve la poesía como un mecanismo de salvación, como la única herramienta poderosa de consuelo que tenemos.

Os voy a confesar que hasta 2019 yo había leído poco a Joan Margarit, y que ahora soy tan devoto suyo que apenas hay semana que no me sumerja en su voluminoso Todos los poemas (1975-2015), un libro publicado por Austral en 2018. 

¿Y qué pasó en 2019? Pasó que ese año formé parte del jurado del Premio Cervantes. La deliberación fue el 14 de diciembre, en la Casa de las Siete Chimeneas, sede del Ministerio de Cultura, en Madrid. Yo llevé otro candidato, el cantautor Joan Manuel Serrat, que superó algunas votaciones. Ganó Margarit, que había sido presentado por otro miembro del jurado, el narrador nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes en 2017. Días antes, cuando recibimos la documentación, varios miembros del jurado nos convertimos en fervorosos lectores de Margarit. En el acta del premio, decíamos que se le otorgaba el galardón porque “su obra poética de honda transcendencia y lúcido lenguaje siempre innovador, ha enriquecido tanto la lengua española como la lengua catalana, y representa la pluralidad de la cultura peninsular en una dimensión universal de gran maestría”. Amén. Creo que lo redactó Sergio Ramírez.

Margarit tenía entonces 81 años. Al poco vino la pandemia de covid y el confinamiento, y en abril de 2020 no se le pudo entregar el Cervantes con la pompa habitual, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, como se hace siempre. Se lo entregó el Rey en diciembre, en un acto privado en Barcelona, y ambos con mascarillas. En febrero de 2021, Margarit falleció.

Arquitecto de formación y de profesión, y profesor muchos años de cálculo de estructuras, Joan Margarit es uno de nuestros más grandes poetas contemporáneos, si bien también uno de los más tardíos en lograr la fama y el reconocimiento popular y académico que merecía. Fue el Premio Cervantes lo que multiplicó el número de sus seguidores y su éxito popular. 

Margarit es poeta bilingüe, en catalán y en castellano. No traducía sus poemas de una a otra lengua, o de otra a una. Los creaba en una y los volvía a crear en la otra. Al principio, escribía y publicaba sólo en castellano. Desde 1980, también en su lengua materna, el catalán. «Me ahoga el castellano, aunque nunca lo odié. / Él no tiene la culpa de su fuerza / y menos todavía de mi debilidad», dice uno de sus poemas, Dignidad. Vamos a leer completo este poema, que tiene mucho más que esa cita. Dice así:

Si la desesperanza
tiene el poder de una certeza lógica,
y la envidia un horario tan secreto
como un tren militar,
estamos ya perdidos.
Me ahoga el castellano, aunque nunca lo odié.
Él no tiene la culpa de su fuerza
y menos todavía de mi debilidad.
El ayer fue una lengua bien trabada
para pensar, pactar, soñar,
que no habla nadie ya: un subconsciente
de pérdida y codicia
donde suenan bellísimas canciones.
El presente es la lengua de las calles,
maltratada y espuria, que se agarra
como hiedra a las ruinas de la historia.
La lengua en la que escribo.
También es una lengua bien trabada
para pensar, pactar. Para soñar.
Y las viejas canciones
se salvarán.

La suya es una poesía de amor y de desamor, del miedo a envejecer, de pasiones humanas y de sensualidad, y también de los versos como un mecanismo de salvación. Pocos meses antes de morir, en una entrevista que le hizo Javier Rada para Archiletras, y que publicamos en nuestro número 7, nos explicó su poética, de algún modo se nos desnudó. Decía esto: «La poesía es actualmente la única herramienta poderosa de consuelo que tenemos, junto con la música. Cuando digo la única no quiero decir que sea un consuelo mayestático. Es muy poca cosa, pero es que no tenemos más. ¿Qué se ha inventado para apaciguarte? Se han inventado las artes. Las artes son esto. El resto son distracciones».

Margarit tiene docenas de poemas memorables. Por ejemplo, este, que se titula Aventura doméstica. Dice así:

Solo en casa y mirando en los armarios.
Encuentro algún antiguo mapa de carreteras,
contratos que han vencido, estilográficas
que ya no escribirán ninguna carta,
calculadoras con las pilas secas
y relojes que el tiempo ha derrotado.
En los cajones suele, como una rata triste,
anidar el pasado. Vacíos, los vestidos
cuelgan igual que viejos personajes
que nos interpretaron.
Pero encuentro también tu lencería,
color arena, o noche, con pequeños bordados.
Bragas, sostenes, medias que despliego
y que me hacen volver hasta el brillante
—y a la vez misterioso— fondo de amor y sexo:
lo que da, de verdad, vida a las casas,
igual que se la da a un puerto lejano
la luz de los cafés y de los barcos.

O este otro poema, titulado La muchacha del semáforo, que dice así:

Tienes la misma edad que yo tenía
cuando empezaba a soñar en encontrarte.
No sabía aún, igual que tú
no lo has aprendido aún, que algún día
el amor es esta arma cargada
de soledad y de melancolía
que ahora te está apuntando desde mis ojos.
Tú eres la muchacha que yo estuve buscando
durante tanto tiempo cuando aún no existías.
Y yo soy aquel hombre hacia el cual
querrás un día dirigir tus pasos.
Pero estaré entonces tan lejos de ti
como ahora tú de mí en este semáforo.

O este otro poema, Separado, también en versos libres, sin rima y sin métrica clásica; también desolado. Dice así:

La casa se abre a una acera
donde no me espera nadie.
Aquí sin ti. Un extraño.
Fue aquí donde me extravié.
Paseo sin mí, contigo.
Mi sombra es sólo un error,
viene de sitios más gélidos:
tu corazón y tus manos.
Es por lo que me marché.
La vida desconocida
yo la he vivido sin ti.
A tu lado.

Voy a acabar ya. Y lo voy a hacer con uno de los más célebres poemas del autor. Lo encontraréis en la red en muchas ocasiones con un verso más. Con el título, «No tires las cartas de amor», convertido en el primer verso. No es así. Tanto en el sitio web oficial del poeta como en sus libros impresos. Tengo delante el Todos los poemas (1975-2015), que os citaba antes. El poema titulado No tires las cartas de amor tiene trece versos y son estos:

Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.