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08 Jun 2024
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Gabriel y Galán, tradicionalista pero también social

Se llamaba José María Gabriel y Galán. Fue muy popular en su tiempo, hace ya más de un siglo, y hoy está casi olvidado. Salvo en su tierra natal, Salamanca, y en Extremadura. En esta, en Extremadura, porque allí vivió y creó y porque en algunas de sus composiciones poéticas utilizó el dialecto extremeño al que ahora llamamos castúo.

Hoy calificaríamos a Gabriel y Galán, como una persona muy de derechas. Era muy religioso, tradicionalista, carlista en política. Pero también tenía una mirada social poco frecuente en su época. 

Gabriel y Galán nació en 1870 en Frades de la Sierra, un pueblo del llamado Campo Charro, en la provincia de Salamanca, Su madre, que se llamaba Bernarda, era una gran aficionada a la poesía, afición que inculcó en sus cinco hijos. José María estudió Magisterio, primero en Salamanca y luego en Madrid, ciudad esta última que apenas le gustó, la llama en sus cartas de forma despectiva Modernópolis. Acabó ejerciendo de maestro en Guijuelo, cerca de su localidad natal, y en Piedrahita, en Ávila.  

Era un maestro de escuela melancólico, tristón y solitario. Como ‘El Solitario’ firmaba algunas de sus cartas a sus amigos. Pero de pronto, algo cambió bruscamente en su vida. Conoció a Desideria García Gascón, una rica terrateniente cacereña, se casó con ella en 1898 en Plasencia y acabó siendo el administrador de sus bienes, entre ellos una dehesa en Guijo de Granadilla (Cáceres) llamada El Tejar.

Allí, en aquel latifundio de Guijo de Granadilla, vivió ya el poeta toda su vida, y allí murió el día de Reyes de 1905, muy joven, a los 34 años de edad, probablemente por una apendicitis. Y allí fue también donde ya pudo entregarse sin limitaciones a la creación literaria y donde comenzó a usar en algunas de sus composiciones el dialecto extremeño al que, años después de su muerte, se le llama castúo. El nombre nace de un libro de otro poeta, Luis Chamizo, publicado en 1921, un poemario totulado El miajón de los castúos.

En ese dialecto luego llamado castúo está escrito uno de los poemas más conocidos de Gabriel y Galán. Se titula El embargo, y empieza así:

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…

Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!

¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!

Hombre muy religioso, y carlista en política, Gabriel y Galán se aleja del modernismo imperante en su tiempo y dedica su obra a glosar la vida campesina, la familia, la tradición y la fe católica. A menudo recitaba sus versos en público, en la plaza del pueblo. Esto cuenta a un amigo en una carta: «Sabrás que me he metido a predicador rural: hago unas coplas que yo llamo sermones, casi todas en verso, que recito y declamo los días festivos desde el balcón del Ayuntamiento. Son una vulgaridad estupenda, pero los que me oyen lloran, ríen, se entusiasman y aprenden verdades morales: los hago más buenos, que es mi propósito; digo a todos que vivan unidos y que renieguen de la política que es una mentira inmensa». 

Era un hombre muy tradicional. Mira cómo comienza por ejemplo un largo poema titulado A Cándida:

¿Quieres, Cándida, saber
cuál es la niña mejor?
Pues medita con amor
lo que ahora vas a leer.

La que es dócil y obediente,
la que reza con fe ciega,
con abandono inocente.
la que canta, la que juega.

La que de necias se aparta,
la que aprende con anhelo
cómo se borda un pañuelo,
cómo se escribe una carta.

La que no sabe bailar
y sí rezar el rosario
y lleva un escapulario
al cuello, en vez de un collar.

La que desprecia o ignora
los desvaríos mundanos;
la que quiere a sus hermanos;
y a su madrecita adora.

La que llena de candor
canta y ríe con nobleza;
trabaja, obedece y reza…
¡esa es la niña mejor!

Te voy a repetir una de las redondillas, una que resume el tipo de mujer y de sociedad que glosa y promueve José María Gabriel y Galán. “La que no sabe bailar/ y sí rezar el rosario/ y lleva un escapulario/ al cuello, en vez de un collar”.

Pero al mismo tiempo que este tipo de poemas, Gabriel y Galán hace otros donde hay indicios, apuntes, atisbos de crítica social. Por ejemplo, en el titulado ¿Qué tendrá?, que es uno de los más célebres del autor y que empieza así:

¿Qué tendrá la hija
del sepulturero
que con asco la miran los mozos,
que las mozas la miran con miedo?
Cuando llega el domingo a la plaza
y está el bailoteo
como el Sol de alegre,
vivo como el fuego,
no parece sino que una nube
se atraviesa delante del cielo;
no parece sino que se anuncia,
que se acerca, que pasa un entierro…

Os traigo ahora otro poema que es mucho menos conocido y divulgado que este anterior, pero que creo que también es mucho más representativo de la faceta social de Gabriel y Galán, la que hoy mantiene una cierta vigencia. Es un soneto. Se titula A un rico, y se dirige a un rico. Aquí ya hay una crítica social explícita. Dice así:

¿Quién te ha dado tu hacienda o tu dinero?
O son fruto del trabajo honrado,
o el haber que tu padre te ha legado,
o el botín de un ladrón o un usurero.

Si el dinero que das al pordiosero
te lo dio tu sudor, te has sublimado;
si es herencia, ¡cuán bien lo has empleado!;
si es un robo, ¿qué das, mal caballero?

Yo he visto a un lobo que, de carne ahíto,
dejó comer los restos de un cabrito
a un perro ruin que presenció su robo.

Deja, ¡oh rico!, comer lo que te sobre,
porque algo más que un perro será un pobre,
y tú no querrás ser menos que un lobo.

Vamos a concluir con otro poema social de José María Gabriel y Galán. Se titula Mi vaquerillo. Aún laten ahí la sociedad tradicional del autor, la religiosidad, un cierto paternalismo… pero también un atisbo, una petición de justicia social. Dice así:

He dormido esta noche en el monte
con el niño que cuida mis vacas.
En el valle tendió para ambos
el rapaz su raquítica manta
¡y se quiso quitar—¡pobrecito!—
su blusilla y hacerme almohada!
Una noche solemne de junio,
una noche de junio muy clara…
Los valles dormían,
los búhos cantaban,
sonaba un cencerro,
rumiaban las vacas…
y una luna de luz amorosa,
presidiendo la atmósfera diáfana,
inundaba los cielos tranquilos
de dulzuras sedantes y cálidas.
¡Qué noches, qué noches!
¡Qué horas, qué auras!
¡Para hacerse de acero los cuerpos!
¡Para hacerse de oro las almas!
Pero el niño ¡qué solo vivía!
¡Me daba una lástima
recordar que en los campos desiertos
tan solo pasaba
las noches de junio
rutilantes, medrosas, calladas,
y las húmedas noches de octubre,
cuando el aire menea las ramas,
y las noches del turbio febrero,
tan negras, tan bravas,
con lobos y cárabos,
con vientos y aguas!…
¡Recordar que dormido pudieran
pisarlo las vacas,
morderle en los labios
horrendas tarántulas,
matarlo los lobos,
comerlo las águilas!…
¡Vaquerito mío!
¡Cuán amargo era el pan que te daba!
Yo tenía un hijito pequeño
—hijo de mi alma,
que jamás te dejé si tu madre
sobre ti no tendía sus alas!—
y si un hombre duro
le vendiera las cosas tan caras!…
Pero ¿qué van a hablar mis amores,
si el niñito que cuida mis vacas
también tiene padres
con tiernas entrañas?
He pasado con él esta noche,
y en las horas de más honda calma
me habló la conciencia
muy duras palabras…
Y le dije que sí, que era horrible…,
que llorándolo el alma ya estaba.
El niño dormía
cara al cielo con plácida calma;
la luz de la luna
puro beso de madre le daba,
y el beso del padre
se lo puso mi boca en su cara.
Y le dije con voz de cariño
cuando vi clarear la mañana:
—¡Despierta, mi mozo,
que ya viene el alba
y hay que hacer una lumbre muy grande
y un almuerzo muy rico… ¡Levanta!
Tú te quedas luego
guardando las vacas,
y a la noche te vas y las dejas…
¡San Antonio bendito las guarda!…
Y a tu madre a la noche le dices
que vaya a mi casa,
porque ya eres grande
y te quiero aumentar la soldada…