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05 Jul 2020
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Esto es amor, de Lope de Vega

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

El amor es uno de las grandes temas de la poesía lírica. Raro será el poeta que no lo haya tratado. Al amor se le han dedicado millones de versos. Pero pocos tan certeros, intensos e imperecederos como estos 14 versos del soneto de Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635) que hoy traemos.

El amor es también uno de los grandes hilos conductores de la vida y de la obra de Lope, el escritor más fecundo, desmesurado, creativo e innovador de toda la literatura en español. Sus amores con mujeres de la más variada condición marcaron toda su trayectoria vital y literaria. Por amores dejó sin acabar sus estudios universitarios; pagó favores sexuales con comedias al padre de una de ellas, Elena Osorio, padre que luego le demandó y le llevó primero a la cárcel y luego al destierro por unas sátiras en las que le criticaba; raptó a otra, Isabel de Urbina, con la que se casó y con la que estuvo hasta la muerte de ella; fue procesado por amancebamiento con una tercera, Antonia de Trillo; casó con una cuarta, Juana de Guardo, con la que tuvo dos hijas; se lió con una quinta, Micaela de Luján, también casada, y tuvo con ella cinco hijos; enviudó de ambas, de Juana y de Micaela, y, donjuán atormentado, se ordenó sacerdote… pero, aun siéndolo y ya con 54 años, ennovió con Marta de Nevares, de 26 años y casada, con la que tuvo una hija más, lo que mató de disgustos -dicen los estudiosos- al marido de ella.
Lope acabó muy solo y casi arruinado. Con su pluma tenía que mantener su tren de vida y el de sus muchas amantes y sus muchísimos hijos. Además de las citadas, tuvo muchas otras parejas, sobre todo actrices.

Marta de Nevares se quedó ciega, luego enloqueció y por último murió en una casa cercana a la del poeta donde él la mantenía. Cuando falleció él, le protegía el duque de Sessa, al que Lope le escribía años antes, de encargo, las cartas de amor para sus amantes (y le birlaba alguna de éstas, de paso). Sessa anunció que pagaría el entierro y las honras fúnebres, pero éstas las prohibió el Consejo de Castilla, escandalizado por la vida que había llevado el poeta, y el entierro tampoco acabó bien: Sessa no pagó, y los restos de Lope de Vega, Fénix de los Ingenios, Monstruo de la Naturaleza (este último apelativo se lo puso Cervantes), acabaron en un osario.

Todo o casi todo de lo que fue pasando en vida lo contó Lope en sus versos o en sus comedias, todas sus experiencias las convirtió en literatura. Está considerado como el autor que más ha escrito en la historia del mundo: varias novelas (entre ellas, La Dorotea, quizás la mejor del Siglo de Oro después del Quijote), miles de poemas (sólo sonetos, unos 3.000) y unas 1.500 comedias; no es una errata, 1.500. No fue sólo cantidad, también calidad. Muchos de sus poemas son memorables, y revolucionó el teatro no sólo con sus propias piezas de dramaturgia sino también con su Arte nuevo de hacer comedias, una especie de ensayo en versos blancos en el que explicaba cómo escribir una buena pieza teatral.

El poema de hoy pertenece a su obra Rimas, que es de 1602. Es de un Lope ya maduro, muy experimentado, cuarentón. En la descripción del amor que hace con un torrente de verbos y adjetivos encadenados entre comas y puntos y comas está contando no sólo toda su larga vida amorosa sino también todos los altibajos, tensiones, contradicciones, sabores y sinsabores del amor en general, del amor de cualquier ser humano.

El soneto fue tan celebrado en su tiempo que hasta tuvo quien lo replicó imitándolo: por ejemplo, en este soneto de estructura similar en el que el amor se reduce solo a sexo y que se atribuye a Quevedo: «Rogarla‚ desdeñarme; amarla‚ hundirme; / seguirla‚ defenderse; asirla‚ airarse; / querer y no querer dejar tocarse / y a persuasiones mil mostrarse firme; / tenerla bien‚ probar a desasirme; / luchar entre mis brazos y enojarse; / besarla a su pesar y ella agraviarse; / probar‚ y no poder‚ a despedirme; / decirse agravios‚ reprenderse el gusto / y‚ en fin‚ a baterías de mi prisa‚ / dejar el ceño‚ no mostrar disgusto; / consentir que le aparte la camisa‚ / hallarlo limpio y encajarlo justo: / esto es amor y lo demás es risa”.

El soneto de Lope es para sentirlo, y mucho. Yo lo siento así: