PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

12 Oct 2020
Compartir

Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

En el principio, de Blas de Otero

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

El bilbaíno Blas de Otero (1916-1979) es uno de los principales representantes de la poesía social española de mediados del siglo pasado. La suya fue una vida llena de contrastes. Niño rico, fue después joven pobre, tras arruinarse su familia. Combatió en la guerra civil en los dos bandos, primero como sanitario en los batallones vascos (el ejército leal a la República formado por el Gobierno de Euskadi) y después en el bando franquista, tras ser capturado y pasar un tiempo en un campo de depuración.

La suya es una mezcla de poesía religiosa y social que acaba en poesía existencial. Bebe en la Biblia, en los místicos del siglo XVI, en Juan Ramón Jiménez, en Lorca y otros poetas de la generación del 27, en Miguel Hernández… Antifranquista dentro, se autoexilió a París, se afilió al Partido Comunista de España, viajó a la URSS y a China, residió tres años en La Habana, publicó fuera de España varios de sus poemarios porque aquí no pasaban la censura.

Este que traemos hoy es uno de sus poemas más conocidos. Son unos versos de una gran fuerza, especialmente por ese estribillo que remata las tres estrofas, ese «me queda la palabra» que ha pasado a ser tan usado por muchas voces como ignorada su procedencia.

Yo lo siento y lo digo así: