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25 Nov 2023
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Carlos Edmundo de Ory, el poeta que a nadie se parece

A nadie se parece, nadie se le parece. El gaditano Carlos Edmundo de Ory, que nació hace justo un siglo y murió en 2010, es uno de los más singulares poetas en español del último siglo. Se ha hablado de él como «el poeta en los márgenes», «el poeta iconoclasta», «el extravagante poeta de los aerolitos», «el poeta que al morir no salió en los telediarios».

Carlos Edmundo de Ory fue poeta, ensayista, epigramista, traductor… E hijo de poeta, del también gaditano Eduardo de Ory, un poeta modernista que fue amigo y estudioso de Rubén Darío. 

Su padre se sumó al modernismo, una de las grandes corrientes poéticas de finales del siglo XIX, y el hijo fundó medio siglo después su propia corriente poética. En los años cuarenta del siglo XX, Carlos Edmundo de Ory lanzó junto a Eduardo Chicharro Briones y Silvano Sernesi un movimiento, el postismo, que quería ser una especie de síntesis de todas las vanguardias literarias anteriores. Tomaba incluso el nombre de una contracción de postsurrealismo. En palabras de Francisco Rico, en su Mil años de poesía española (BlackList, 2009)-, De Ory dio así «con una poesía universalista y libérrima, sin ataduras formales ni temáticas, cuyos rasgos más discordantes con la estética de la poesía social son, quizá, la pirueta fonética y el humor explícito de sus piezas más conseguidas». 

Las piruetas fonéticas y los deslumbrantes juegos de palabras son una de las principales marcas de la casa de nuestro poeta de hoy, en efecto. No siempre excelentes, claro. «Su originalidad se sale a menudo de madre», escribe el profesor Gaspar Jover Polo, en un texto que se titula, atención, Los peores poemas de Carlos Edmundo de Ory. Un texto en el que, tras señalar los defectos, concluye el autor que en la obra del gaditano «encontraremos también varios textos que nos conmoverán por su bellísima originalidad».

Vamos a ver una de esas piruetas fonéticas. Se titula Fonemoramas, y a mí me gusta, me llega. No sé a vosotros. Dice así:

Si canto soy un cantueso
Si leo soy un león
Si emano soy una mano
Si amo soy un amasijo
Si lucho soy un serrucho
Si como soy como soy
Si río soy un río de risa
Si duermo enfermo de dormir
Si fumo me fumo hasta el humo
Si hablo me escucha el diablo
Si miento invento una verdad
Si me hundo me Carlos Edmundo

Son doce versos libres, blancos, sin rima, sin una medida estable… Y sin un solo signo de puntuación. El poco o ningún uso de los signos de puntuación en sus poemas es otra de las características de De Ory. 

Pero Carlos Edmundo de Ory no hace solo piruetas fonéticas y poemas en versos no tradicionales. Domina también las formas clásicas. Mira por ejemplo este soneto que te voy a leer ahora, con sus rimas, sus endecasílabos, sus dos cuartetos y sus dos tercetos… En la forma es tradicional, pero no así en el contenido. Se titula Soneto a Greta Garbo y dice así: 

Ábreme las dos puertas de tu casa
quiero besar tu boca que me deja
adivinar el aire cuando pasa
tu corazón envuelto en una abeja

O bien decirme puedes qué te pasa
pálido rododendro triste y vieja
bajo la luna que te pone lasa
mientras te llueve el mundo en una oreja

Sin duda como sueles llorar lloras
Sin duda te desnudas a la luna
Sin duda de costumbre te adormeces

Quiero besar tu boca en esas horas
muertas que mueres tú también de una
supuración de amor algunas veces. 

Seleccionar poemas de Carlos Edmundo de Ory es una tarea ardua y muy subjetiva. Tienes que espigar entre docenas, cientos de poemas interesantes, pero con este autor lo que a un lector le gusta quizás le espante a otro. Y viceversa. 

Voy a seguir con otros dos poemas muy diferentes entre sí y que a mí me parecen valiosos. A mí. El primero es un epigrama, ya os decía antes que nuestro poeta de hoy era también epigramista. Un epigrama es, según el Diccionario, una “composición poética breve en que, con precisión y agudeza, se expresa un motivo por lo común festivo o satírico”. Los epigramas existen desde la más remota tradición literaria, la de los griegos de hace unos 2.500 años. Este epigrama de Carlos Edmundo de Ory se titula El mando paterno, y dice así:

Cuando un padre afligido
le dice a su hijo acuéstate pequeño
y duérmete seguido
es que quiere a la par hacerse dueño
del hijo y de su sueño

El segundo que ahora os traigo tiene algo de pirueta fonética, sí, pero lleva otras muchas cosas dentro. Dice así:

Me vas a dejar triste otra vez como anoche
Y a ti te gusta estar pálida como anoche
El viento ulula ladran los perros como anoche
Ves que pongo en tu vientre mis manos como anoche

Hágase la locura dijo una voz anoche
Pero este viento no es el mismo que el de anoche
No preguntes ahora si el mundo empezó anoche
Esta noche nos traen los despojos de anoche

Pero se han puesto negras las estrellas de anoche
Sigue chillando el pájaro que entró en el cuarto anoche
Ya juegan como anoche gimiendo como anoche
las sombras que parecen bichos en agonía

Vamos a ir terminando ya. Primero con el comienzo de uno de los poemas más conocidos de Carlos Edmundo de Ory. Solo con el comienzo porque es muy largo. Se titula Amo a una mujer de larga cabellera. Dice así ese comienzo:

Amo a una mujer de larga cabellera
Como en un lago me hundo en su rostro suave
En su vientre mi frente boga con lentitud
Palpo muerdo acaricio volúmenes sedosos
Registro cavidades me esponjo de su zumo
Mujer pantano mío araña tenebrosa
Laberinto infinito tambor palacio extraño
Eres mi hermana única de olvido y abandono
Tus pechos y tus nalgas de dobles montes gemelos
me brindan la blancura de paloma gigante
El amor que nos damos es de noche en la noche
En rotundas crudezas la cama nos reúne
Se levantan columnas de olor y de respiros

Es muy largo, como os decía. Y muy bello, muy intenso. Búscalo en internet y disfrútalo completo.

Y para terminar, otro soneto. Otro soneto tradicional en la forma -pocas formas de nuestra lírica son tan tradicionales como el soneto de endecasílabos consonantes- y tan innovador y arriesgado en el fondo. Tan Carlos Edmundo de Ory. Se titula Eros tremendum, y dice así:

En la noche del sexo busco luz
y encuentro más y más oscuridad
mi cuerpo es sacro y sacrifica edad
sin tiempo sobre el tuyo cruz con cruz.

Subo y bajo y gravito mi testuz
cae sobre el muro de tu atroz ciudad
sin puertas donde al fin me da mitad
de entrada a la tiniebla un tragaluz

Mantel mi espalda cubre los manjares
mis brazos y mis piernas son a pares
con los tuyos en forma de escorpión

Las dos manzanas mi contacto deja
y duerme como un vaso en la bandeja
de tu vientre mi enorme corazón.