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14 Mar 2021
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Canción 8, de Rafael Alberti

Hoy las nubes me trajeron,
volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!

Se le llenó de caballos
la sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
busqué mi pueblo y mi casa.

Entré en el patio que un día
fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
volvió para darme agua.

Hay dos artistas en Alberti, el pintor y el poeta, y hay muchos poetas distintos en el poeta a lo largo de la larguísima vida de Rafael Alberti (1902 – 1999). El poeta juvenil del popularismo; luego el del gongorismo; más tarde el del surrealismo; después el de la poesía política de tiempos de la República, la Guerra Civil y la primera postguerra; y por último el de la poesía de la nostalgia del larguísimo exilio y de la vuelta a España.

Elegir un solo poema del gaditano es complicadísimo. Tiene muchos magistrales, algunos muy conocidos: La paloma («Se equivocó la paloma, / se equivocaba. / Por ir al norte fue al sur, / creyó que el trigo era el agua»…), Galope («Las tierras, las tierras, las tierras de España, / las grandes, las solas, desiertas llanuras. / Galopa, caballo cuatralbo, / jinete del pueblo, / al sol y a la luna. / ¡A galopar, / a galopar, / hasta enterrarlos en el mar!»…), Amaranta, Lo que dejé por ti, los sonetos más diversos, la ingeniosa travesura de El tonto de Rafael, las deliciosas miniaturas Peñaranda de Duero (¿Por qué me miras tan serio, / carretero? / Tienes cuatro mulas tordas, / un caballo delantero, / un carro de ruedas verdes, / y la carretera toda / para ti, / carretero. / ¿Qué más quieres?»), Salas de los Infantes (¡Arriba, trabajadores / madrugadores! / ¡En una mulita parda / baja la aurora a la plaza / el aura de los clamores, / trabajadores! / ¡Toquen el cuerno los cazadores; / hinquen el hacha los leñadores; / a los pinares el ganadico, / pastores!» o Madrid («Por amiga, por amiga. / Sólo por amiga. / Por amante, por querida. / Sólo por querida. / Por esposa, no. / Sólo por amiga»).

Nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz), allí también murió, casi un siglo de azarosa vida después. En el camino, su familia se trasladó a vivir a Madrid a sus 14 años; tuvo éxito como pintor muy joven, con exposiciones en el Salón de Otoño y en el Ateneo de Madrid; comenzó a escribir poesía casi por azar, cuando se recuperaba de una afección pulmonar en la sierra de Guadarrama; trabó amistad con Lorca, Salinas, Guillén, Aleixandre…; formó parte de la columna vertebral de la Generación del 27, el grupo fundamental de la llamada Edad de Plata de las letras en español; ingresó en el Partido Comunista de España (PCE); fue uno de los impulsores de la Alianza de Intelectuales Antifascistas; perdió la guerra; salió al exilio; vivió en París, Buenos Aires, Punta del Este (Chile) y Roma; volvió a España en 1977, tras morir Franco, y salió elegido diputado del PCE; dimitió y volvió a Roma; regresó del todo a su Puerto de Santa María, murió allí, en su casa de su localidad natal. Sus cenizas fueron esparcidas en el mar de su infancia.

Elegir un solo poema de Alberti es complicado, y he elegido este de su quinta etapa poética, la de los poemas de la nostalgia. Pertenece al libro Baladas y canciones del Paraná, de 1954, de cuando Alberti vivía en Argentina y llevaba década y media de exilio. Es un poema muy sencillo, apenas 15 octosílabos, con rima arromanzada (asonante en los versos pares), y mucho corazón: la nostalgia de la patria y del tiempo y los lugares perdidos, el poso de amargura, la ensoñación de volver a la casa familiar y de que en la fuente, que estaba ya seca, el agua vuelve a correr…

Yo lo siento así: