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06 Nov 2022
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

A un rico, de Gabriel y Galán

¿Quién te ha dado tu hacienda o tu dinero?
O son fruto del trabajo honrado,
o el haber que tu padre te ha legado,
o el botín de un ladrón o un usurero.

Si el dinero que das al pordiosero
te lo dio tu sudor, te has sublimado;
si es herencia, ¡cuán bien lo has empleado!;
si es un robo, ¿qué das, mal caballero?

Yo he visto a un lobo que, de carne ahíto,
dejó comer los restos de un cabrito
a un perro ruin que presenció su robo.

Deja, ¡oh rico!, comer lo que te sobre,
porque algo más que un perro será un pobre,
y tú no querrás ser menos que un lobo.

Popularísimo en su tiempo y hoy casi totalmente olvidado, el salmantino José María Gabriel y Galán (1870-1905) fue primero maestro de escuela melancólico, tristón y solitario -como ‘El Solitario’ firmaba algunas de sus cartas a sus amigos- en diversos pueblos -Guijuelo, Piedrahita…- y después terrateniente y administrador en Guijo de Granadilla (Cáceres) de una dehesa propiedad de Desideria García Gascón, con la que se había casado en 1898 en Plasencia. Residiendo ya y de por vida en aquel latifundio cacereño, comenzó a usar en algunas de sus composiciones el dialecto extremeño al que, años después de su muerte, se le llama castúo.

En ese dialecto está escrito uno de sus poemas más conocidos, El embargo: «Señol jues, pasi usté más alanti / y que entrin tos esos, / no le dé a usté ansia / no le dé a usté mieo… // Si venís antiayel a afligila / sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto! // ¡Embargal, embargal los avíos, / que aquí no hay dinero: / lo he gastao en comías pa ella / y en boticas que no le sirvieron; / y eso que me quea, / porque no me dio tiempo a vendello, / ya me está sobrando, / ya me está gediendo!» 

Hombre muy religioso, y carlista en política, Gabriel y Galán de aleja del modernismo imperante en su tiempo y dedica su obra a glosar la vida campesina, la tradición y la fe católica, si bien siempre con un cierto poso social. A menudo recitaba sus versos en público, en la plaza del pueblo. Cuenta en una carta: «Sabrás que me he metido a predicador rural: hago unas coplas que yo llamo sermones, casi todas en verso, que recito y declamo los días festivos desde el balcón del Ayuntamiento. Son una vulgaridad estupenda, pero los que me oyen lloran, ríen, se entusiasman y aprenden verdades morales: los hago más buenos, que es mi propósito; digo a todos que vivan unidos y que renieguen de la política que es una mentira inmensa». Hacía, dice él mismo en uno de sus poemas, «canto llano, pobre y duro»,

Pensaba inicialmente traeros hoy aquí su también muy célebre ¿Qué tendrá?: «Qué tendrá la hija / del sepulturero / que con asco la miran los mozos, / que las mozas la miran con miedo? / Cuando llega el domingo a la plaza / y está el bailoteo / como el Sol de alegre, / vivo como el fuego, / no parece sino que una nube / se atraviesa delante del cielo; / no parece sino que se anuncia, / que se acerca, que pasa un entierro…». Al final me he decidido por este otro poema, A un rico, mucho menos conocido y divulgado, pero en mi opinión mucho más representativo de la faceta social de Gabriel y Galán, la que hoy mantiene una cierta vigencia. Yo digo y siento este soneto así: