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30 Abr 2019
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Estados Unidos

‘Little Spain’: el origen del español en Manhattan

Míriam Martínez

Miles de españoles llegaron a Nueva York en la década de los treinta en busca de una nueva vida. Una pequeña colonia española conquistó la Gran Manzana a través del lenguaje

Cuando el lector comienza a leer Las hijas del capitán, de María Dueñas, se teletransporta desde el primer párrafo a la ciudad de Nueva York en la década de los treinta. Centenares de españoles llegaban a diario en barcos a la Gran Manzana, imaginando un nuevo futuro y cómo empezarían desde cero sus nuevas vidas en la ciudad de las oportunidades. Gallegos y asturianos pasaron largos días en barcos para escapar de los conflictos en España. Cuando divisaban la Estatua de la Libertad, visualizaban los nuevos cambios de sus nuevas vidas.

Todos los españoles que llegaron entre los años 1930 y 1936 tenían un objetivo: hacer de Manhattan su hogar. Se calcula que en la década de los cuarenta, 25.000 españoles residían entre las áreas del Lower East Side. Con el paso del tiempo se fueron abriendo restaurantes, tiendas de ropa, comercios, centros de ocio y locales de alimentación, para crear finalmente Little Spain. Una nueva colonia española nace en la octava avenida con la calle Catorce, donde el lenguaje principal es el español. Consiguió ganar al dominio del inglés y con el paso del tiempo el concepto de bilingüismo se consolidaba en Nueva York.

Entre el barrio de Chelsea y Greenwich Village se localizan restos de este antiguo Barrio Español que conquistó a la Gran Manzana a través del lenguaje. Pequeños detalles dan pistas de la importancia de la llegada de los españoles. Famosos ultramarinos, como fue Casa Moneo, que, además de dar a conocer la gastronomía española, introducen palabras nuevas en el diccionario americano, como chorizo, jamón o bacalao. Términos que nunca se habían usado en Nueva York y que poco a poco se convirtieron en palabras habituales.

Durante más de 50 años, entre 1898 y 1945, el lenguaje español predominaba en el sur de Manhattan. En Little Spain se hablaba solamente español y cuando un vecino del Upper West Side bajaba hasta la octava avenida, escuchaba nuevas palabras que posteriormente usaría en su vocabulario. Se consiguió una conexión entre ambas culturas y lenguajes que permitió, tanto al español como al americano, conocer más del lenguaje de cada uno. Todavía hoy hay palabras en español en letreros de servicios, en las máquinas del metro o en el propio aeropuerto.

Un momento clave en Little Spain fue la Gran Depresión. El barrio se desintegró y muchos españoles tuvieron que irse a vivir a otras zonas como Queens, Brooklyn o El Bronx. Permitió una nueva expansión del lenguaje español. En la actualidad en todos estos barrios hay mucha población hispana y también mucha cultura del lenguaje español.

La novela Las hijas del capitán, de María Dueñas, relata la historia de Victoria, Mona y Luz Arena, tres mujeres jóvenes y valientes que lucharon contra la diversidad del lenguaje y la tempestad de la ciudad de los rascacielos. Es la mejor lectura para conocer en profundidad la historia de Little Spain. Los españoles que llegaron a Manhattan para buscar una oportunidad lo consiguieron y establecieron su lenguaje como uno más. ¿Algún día nos encontraremos en el callejero de Nueva York alguna calle con el nombre de Little Spain o Miguel de Cervantes? Seguramente sí.

 

Esta crónica sobre el origen del español en Manhattan es uno de los contenidos del número 2 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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