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05 May 2022
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Noruega

Literatura hispana, música latina y Lionel Messi, reclamos del español en Noruega

Adolfina García

Nuestro idioma es el más estudiado como lengua extranjera (tras el inglés, cuya enseñanza es obligatoria) en los centros educativos del país escandinavo

¿De dónde eres?» es la pregunta ineludible cuando vives en el extranjero, y Noruega no es una excepción. Su objetivo es tan solo entablar conversación, así que se suele formular con una amable indiferencia. Pero cuando contestas que eres de España… Ah, amigos: entonces lo más probable es que a tu interlocutor le cambie la cara. En sus ojillos escandinavos se enciende una lucecita. Durante unas décimas de segundo esa persona no está ahí contigo: acaba de transportarse a un lugar inundado de sol y diversión, unas eternas vacaciones en las que la cerveza se sirve con tapa y a precio de refresco. Cada año viajan a nuestro país más de un millón de noruegos, de una población que no llega a los 5,4 millones de personas. España es su destino extranjero preferido.

Así las cosas, no es sorprendente que el español sea el idioma estrella en los colegios del país escandinavo… con excepción, claro, del inglés, que todos los niños estudian desde su primer año de escolarización. El castellano comienza a brillar en las aulas a partir del octavo curso, con el inicio de la educación secundaria obligatoria, cuando a los alumnos (13 años) se les ofrece la posibilidad de aprender una segunda lengua extranjera. En el curso 2020-2021 (últimos datos disponibles), el 37,4 % de los chavales escogieron español, que mantiene así una ventaja histórica con respecto al alemán (24,2 %) y el francés (12,5 %). Nuestro idioma también es líder en la enseñanza secundaria no obligatoria, la videregående, que va desde los 16 a los 19 años: casi la mitad de los estudiantes de una segunda lengua extranjera en este tramo se decantan por el español (46 %), de nuevo por delante del alemán (41 %) y el francés (13 %). Galos y teutones intercambian posiciones en el podio de la enseñanza superior, pero el primer puesto permanece inalterable: las universidades noruegas recibieron este año 507 solicitudes para estudiar español, frente a las 368 del francés y las 221 del alemán.

¿Qué es lo que hace que nuestra lengua resulte tan atractiva en este país escandinavo? ¿Es el turismo de sol y playa el secreto de su éxito, o hay algo más?

Natali Seguí-Schimpke, responsable del departamento de español del Fremmedspråksenteret, centro nacional noruego del inglés y otras lenguas extranjeras en educación, desgrana posibles explicaciones: «El español lo hablan muchos millones de personas, y es un idioma que los jóvenes se encuentran a menudo en canciones, series, deportes e incluso platos de cocina. También es verdad que buena parte de los noruegos tienen una segunda residencia en España o veranean allí a menudo; esto puede ser otro desencadenante». Sin embargo, su aprendizaje no siempre es un camino de rosas: «Muchos piensan que el español es fácil y luego se dan cuenta de que era más difícil de lo que creían», dice Seguí-Schimpke.

El Fremmedspråksenteret tiene una página web, sprakvalg.no, para asesorar a los chavales despistados que quieren estudiar un idioma y no saben cuál. El español es solo una de las dieciséis opciones teóricamente disponibles en la secundaria, en las que se incluyen desde el sempiterno inglés hasta la lengua de signos, pasando por el ruso, el sami o el árabe, aunque son el castellano, el alemán y el francés los que se llevan la parte del león. Con respecto a nuestro idioma, destaca el elevado número de hispanohablantes en todo el mundo, su «pronunciación fácil» y sus «muchas palabras en común con el inglés», pero advierte a los estudiantes de que deben estar «preparados para memorizar nuevas palabras y trabajar con las formas verbales». Sprakvalg.no considera que aprender español es una buena opción «tanto si quieres viajar a Suramérica para estudiar economía o trabajar en ayuda al desarrollo, como si piensas desplazarte a Madrid para ir de compras o estudiar música». Y remata su análisis con un llamamiento irresistible: «Si hablas español, al fin podrás leer libros españoles, comprender las letras de las canciones latinas y charlar con Lionel Messi».

La música es una buena embajadora del idioma entre los jóvenes, al menos en el caso de Bago Barko, un adolescente de origen checheno que acude a la videregående en Drammen, al sur de Oslo, y cuya palabra favorita en español es «despacito». «Es un idioma que habla un montón de gente en todo el mundo, y además España me gusta», explica Bago, que califica nuestro idioma de «difícil, pero divertido». August, de 16 años, también considera que el español es complicado: «Las conjugaciones verbales podrían arder en el infierno». En parecidos términos se expresa Tirill Haarberg, estudiante de la videregående en Trondheim, Noruega central: «Los verbos en pasado me fríen el cerebro». La joven, a pesar de las dificultades, se declara una entusiasta del español: «Me encanta pronunciar las erres. Siempre he pensado que es un idioma romántico, y suena muy elegante».

 

Esta crónica es uno de los contenidos del número 14 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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