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30 Ago 2022
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Israel

El estado del español goza de buena salud

Sol Genafo

A Israel también ha llegado el gusto por el español. La televisión, la música y los viajes despiertan el interés por un idioma que muchos manejan de forma oral

Si estamos sentados en medio del mar y escuchamos a nuestro alrededor hablar en hebreo, árabe, inglés, español…, no se trata de un sueño ni de un milagro. Es que estamos en Israel, en el mar Muerto para más señas.

Y es que, a ese país tan distante y tan distinto, con alfabeto diferente, también ha llegado el gusto por el español. A decir verdad, en parte esa querencia ya estaba desde la añorada Sefarad, y después se sumaron otros factores que lo favorecieron.

La población de inmigrantes latinoamericanos (sobre todo de Argentina) que se establecen en Israel y hablan a sus hijos en español, aunque la primera lengua para ellos sea el hebreo, constituyen lo que se llama hablantes por herencia. Los judíos sefardíes residentes en Israel, procedentes del norte de Marruecos, no suelen hablar a sus hijos en ladino pero sí les transmiten su amor por España.
Por otra parte, están los que estudian español como lengua extranjera. En los niveles de primaria y secundaria, es mayor el interés que el número de cursos. Durante la etapa universitaria, los estudiantes disponen de poco tiempo para apuntarse a escuelas de idiomas ya que la mayoría trabaja a la par que realiza su carrera. En cambio, a partir de los cincuenta años, e incluso jubilados en plenitud de facultades, aumentan exponencialmente los que se inscriben en clases de español, según nos informa Ivonne Lerner, jefa de estudios del Instituto Cervantes de Tel Aviv. Doctora en sociolingüística, nos habla también del filtro del poder adquisitivo, ya que se considera una actividad de ocio, un lujo para algunos. Y añade que, en parte, el gran atractivo de aprender español es ser capaces de leer nuestra literatura en su lengua original.

Dos factores externos que influyen en la adquisición del español como lengua extranjera llegan a través de la pantalla y del viaje tras acabar el servicio militar. Respecto al primero, tienen un canal entero dedicado a telenovelas latinoamericanas y hay un sector de la sociedad aficionado a ellas que, como sin darse cuenta, aprenden el idioma y cada vez requieren menos los subtítulos en hebreo.

El segundo factor viene determinado por la costumbre, ampliamente asentada en Israel, de salir de viaje durante un año entero cuando acaban el servicio militar —recordemos lo extenso que es, tres años para los hombres y dos para las mujeres— y antes de empezar una carrera universitaria, casarse, tener hijos… Ese viaje a menudo es a países latinoamericanos, para lo que algunos se introducen previamente algo en el idioma y otros confían, como así ocurre, en ir adquiriéndolo a lo largo de las distintas estancias en esos países, donde incluso trabajan para poder prolongar el viaje. Al volver, está comprobado que muchos sienten apego al idioma y amplían sus conocimientos, en parte condicionados por el aspecto psicológico de aquello que les trae buenos recuerdos.

Sin duda, el español tiene muy buena imagen en Israel, pero ello no se traduce en que muchos lo conozcan, al menos no su gramática, si bien de forma oral hay bastantes más que lo manejan. Pero no siempre ha gozado de la misma salud, ya que fluctúa según los años. Así, la década de los noventa fue la eclosión del canal de TV en español, en el 98 y siguientes, inauguración de la biblioteca del Cervantes con el nombre del nobel de Literatura Camilo José Cela; en medio, años difíciles por la intifada, la guerra del Golfo… En 2015, de nuevo tiempo de bonanza que dura hasta 2018, ya que se les concede la ciudadanía española a los sefardíes que viven allí si pasan una prueba de idioma y cultura general. Envían profesores del Cervantes a centros en distintos puntos del país, entre ellos a la Universidad de Haifa.

Para la publicación de revistas y otros artículos, se escriben también textos en español junto a otras lenguas importantes como son el inglés, el ruso, el francés y el alemán, aparte del hebreo.

La biblioteca del Instituto Cervantes de Tel Aviv dispone actualmente de más de 19.000 documentos representativos de la cultura española e hispanoamericana. Esta colección va incrementándose mediante las adquisiciones que realiza y las donaciones que recibe de otras instituciones y de las ferias del libro de Jerusalén. También pueden encontrarse obras publicadas en hebreo (fundamentalmente traducciones de autores españoles o latinoamericanos) y en otras lenguas de España (catalán, gallego y vasco). Una de las secciones que han incrementado notablemente y que están intentando potenciar es la de traducciones al hebreo de literatura escrita originalmente en lengua española y viceversa, obras de autores israelíes traducidos a cualquiera de las lenguas oficiales de España.

El Quijote fue vertido al hebreo dos veces; la más reciente por Beatriz y Luis Landau; este último es catedrático del Departamento de Literatura Hebrea de la Universidad Ben Gurión en el Negev y ha escrito el libro Cervantes y los judíos (2004).

A través de la música (el flamenco) y la degustación (nuestra gastronomía) también se acercan con gusto al español.

 

Esta crónica es uno de los contenidos del número 15 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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