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02 Abr 2019
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México

El español no es aquí lengua oficial

Laura García Arroyo

En el país con mayor número de hispanohablantes del mundo sorprende descubrir que el español no es su lengua oficial. Al menos, eso dice su Constitución

México tiene una población de casi 120 millones de habitantes, según el último censo del INEGI (119.938.473 es el número exacto que registra el Instituto Nacional de Estadística y Geografía), realizado en 2015.

De ellos se estima que el 95% tiene el español como lengua materna y lo usa como vehículo de comunicación dentro y fuera de su territorio. Dicho instituto asegura también que en suelo mexicano existen 11 familias lingüísticas, 68 lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas. El náhuatl, hablado por más de un millón y medio de personas, seguido por el maya y el mixteco son las más habladas de ese 5% restante. Todas con rango nacional. Aunque ninguna lo es oficialmente.

Un idioma oficial es aquel que un Gobierno emplea para sus escritos y documentos públicos, en sus mensajes, en su administración, en sus tribunales y en el que se imparte la enseñanza, entre otros asuntos importantes.

La mitad de los países del mundo cuentan con un idioma oficial en sus leyes, pero la otra mitad, no. Tal es el caso de los Estados Unidos Mexicanos, cuya carta magna no menciona nada alusivo al idioma en ninguno de sus 136 artículos (en la parte dedicada a la educación, por ejemplo, se habla de educación gratuita, laica, democrática, nacional y de calidad, pero nunca dice en qué idioma).

Todos dan por sentado que el español es un idioma de facto, sin carácter jurídico, pero usado en lo cotidiano. Pero un 5% habla alguna de las 68 lenguas indígenas que desde 2003 son protegidas por la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, que las reconoce, estudia y difunde. En el artículo 7 de dicha ley se establece que junto con el español, las lenguas indígenas serán válidas para cualquier asunto o trámite de carácter público y el Estado garantiza su respeto y sus derechos.

¿Por qué no aparecen todas como oficiales, entonces? Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2011, lleva años luchando para que el español sea reconocido como lengua oficial en la Constitución. Todos parecen sorprenderse al enterarse de que nunca lo ha sido y parecen estar muy interesados en hacerlo realidad. Pero aún no se ha hecho. Quizá haya temor de que sea relacionado a su pasado de lengua impuesta por la conquista o que acelere la desaparición de las demás frente a la dominante.

Oficial o no, ha estado presente en algunos momentos importantes de la historia: el acta de independencia y la Constitución Política están escritas en español. ¿Cómo podría resolverse esta situación? ¿Qué han hecho otros Gobiernos en circunstancias similares?

Si echamos un ojo al resto de los países hispanohablantes, hallamos que Argentina, Chile y Uruguay tampoco tienen ninguna lengua reconocida como oficial, mientras que Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Venezuela se comunican oficialmente en español. Tres países comparten el español con otro idioma: Paraguay lo hace con el guaraní; Puerto Rico, con el inglés; y España, con el lenguaje de signos español. Destacan dos casos, a los que quizá México podría acercarse: Perú, que incluye 31 lenguas indígenas junto con el español, y Bolivia, el país con mayor número de idiomas oficiales del mundo, pues al castellano (como lo denomina también España) lo acompañan 36 lenguas indígenas (el quechua, el aymara y el guaraní, entre ellas).

Algunos pueden argumentar que si todos se entienden en el mismo idioma y nadie lo pone en duda, cuál sería la necesidad imperiosa de darle un rango oficial. Lo es y punto. Quizá las lenguas no tienen nacionalidad, pero en una sociedad en la que continuamente nos movemos, las fronteras hacen crecer sus muros y muchos llevan su casa a cuestas, bien podríamos tomar las palabras de Juan Gelman y asegurar que para ellos la lengua se convierte en patria. Y a veces, cuando eso es lo único que no necesita pasaporte ni visado, hace sentirse en casa. Reconozcámoslo.

 

Esta crónica sobre el español en México es uno de los contenidos del número 2 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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