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María López

31 Mar 2020
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Firmas

Cuántas voces para llamar al extremo del pan

En algunas casas goza de tan numeroso grupo de aficionados, que tiene que ser disputado cada vez. En otras, su baja popularidad lo hace quedar olvidado en los oscuros rincones de la panera, endureciéndose para acabar en la basura. El extremo del pan es uno de esos asuntos controvertidos en el seno de cada familia, y cuando la familia se compone de miembros de distintas regiones del mundo hispanohablante, la controversia alcanza incluso a su misma denominación. Currusco, canto, pico, culo, teta… ¿Cómo llamamos al extremo del pan?

Por tratarse de un término de uso familiar —al que nos referimos sentados a la mesa, en situaciones de más o menos confianza y distensión— la variación de las voces para llamar al extremo del pan solo opera de manera significativa en el plano diatópico. Es decir, se trata de una variación geolectal, asociada al habla de una u otra zona geográfica. De hecho, muy probablemente sea este uso familiar el que opere a favor de la gran diversidad dialectal de la que goza actualmente el crujiente pedazo. Y es que al no tener en casa las imposiciones de prestigio y estandarización que sí recibimos en la esfera pública, esto hace que podamos seguir usando la terminología que escuchamos de nuestra abuela sin sentir la necesidad de modificarla por las voces que escuchamos a las figuras de prestigio más estandarizadas.

No obstante, si bien el habla de cada punto geográfico reconoce como propia determinada voz para llamar al controvertido pedazo de pan, hay una que goza de un significativo reconocimiento en prácticamente todo el territorio español: cuscurro. Y cuando decimos que cuscurro goza de un significativo reconocimiento, nos referimos a dos cuestiones. Por un lado, al hecho de que prácticamente cualquier hablante sería capaz de reconocer su significado, aunque no sea la voz que utilice de manera espontánea (su «vernácula») —normalmente, cuscurro será vernácula para los hablantes de la zona norte y oeste del territorio español—. Por otro lado, se trata de la única voz que el diccionario recoge como término referido al extremo del pan —lo cual no implica que el resto de variantes que vamos a ver a continuación sean menos correctas o legítimas: en este caso, tratando de variaciones léxicas de uso familiar, tu abuela sí es una figura de autoridad, y si ella lo dice, está bien—. Tanto es así que, del mismo modo que hemos señalado como variante normativa —por ser la que aparece en el diccionario— cuscurro, en realidad puede ser fácil que nos sentemos a la mesa de hablantes que digan currusco, corrusco, coscurro, coscorro o coscorrón (estos dos últimos términos ya convergiendo con el golpe en la cabeza que te llevas de pequeño si te comes todo el pan y no te acabas las lentejas). Por último, cuscurro tiene un origen onomatopéyico, que remite al crujido (‘kruk’) que se produce cuando muerdes este pedazo del pan, normalmente el más crujiente.

Desplazándonos ahora hacia el oriente peninsular, encontraremos en las paneras de las casas, al extremo de cada pan, la voz canto —nuevamente, a su vez, con sus propias variantes: cantero, cantete—. En esta ocasión, observamos cómo el proceso de creación del término remite a la realidad extralingüística de ser el canto el extremo del pan. De hecho, si buscamos en el diccionario el término canto, lo encontramos definido como ‘extremidad’, en su sentido más general solo lo tenemos referido a la realidad que nos atañe bajo la locución expresa de canto del pan. Asimismo, tenemos otras voces que siguen esta misma lógica de remisión a la realidad extralingüística del extremo. Tal vez pico sea la más conocida, y esto se debe a su geolocalización en el centro peninsular. Dada la presencia que este punto geográfico tiene en el resto del país, no debe extrañarnos que sus voces vernáculas adquieran unos niveles de difusión mucho más difíciles de alcanzar para aquellas otras con una geolocalización más periférica o marginal. Podría ser el caso de orilla y vera: dos voces que, aunque con un añadido poético, más metafórico, vienen a reproducir la misma lógica de creación léxico-semántica con remisión a la realidad extralingüística que venimos apuntando para canto y pico. En cuanto a su localización, la voz orilla podemos encontrarla en el extremo sureste de la Península, enfrentándose a vera al suroeste, en la frontera con Portugal.

Siguiendo con la línea metafórica de creación léxico-semántica, contamos con buena cantidad de voces que se refieren al extremo del pan, cuyo origen remite al establecimiento de similitudes entre el crujiente pedazo y alguna parte del cuerpo. Así: culo, orejas, teta y codo. Todas ellas partes del cuerpo salientes, cuya forma puede recordar el extremo del pan. Finalmente, llama la atención que todas estas formas se concentran en la zona meridional del territorio español, haciéndose más evidente su aparición conforme más al sur nos situamos. Así, en las zonas más al sur de Madrid encontramos puntos en los que los hablantes utilizan las variantes culo y —más en zonas rurales— orejas. En el sur peninsular, destaca la variante teta. Y si nos desplazamos hasta las islas Canarias, encontramos una abrumadora presencia de teta, culo y codo.

Por último, si cruzamos el océano para ver qué nuevas variantes nos encontramos al otro lado del charco, lo primero con lo que nos topamos es con la incursión del factor etnográfico en nuestra investigación. Mientras estábamos en territorio español, al imaginarnos el extremo del pan dibujábamos en nuestra cabeza un pedazo crujiente y tostado, que para quien prefiera la corteza sobre la miga se aparece sin duda como el pedazo ganador. No obstante, el pan tiene en cada lugar sus propias características. En México, por ejemplo, es más seco que en España, y así su extremo lo es más aún. Con esto, el atractivo que se le puede encontrar en la cultura española al cuscurro brilla por su ausencia en territorio mexicano. Tanto es así que en algunas de sus zonas al controvertido extremo del pan se le llama la suegra, «porque nadie lo quiere».

 

Este artículo de Mária López es uno de los contenidos del número 6 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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