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Pedro Aguilar

23 Jun 2020
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Firmas

Juegos de perspectiva cognitiva en la literatura barroca

La importancia de la percepción visual en la transmisión de mensajes, aquello de «Vale más una imagen que mil palabras» (tan actual y tan antiguo como Horacio, que aseguraba que todo aquello que entra por los ojos tiene más poder de conmover al espíritu que el lenguaje), toma otra dimensión cuando hablamos solo de literatura. Los escritores, principalmente los poetas, no han sido ajenos a este modo de comunicar evocando imágenes. Metáforas («Escrito está en mi alma vuestro gesto»), personificaciones («donde habite el olvido»), comparaciones («Aquellos ojos tan claros como el día»), etc., son recursos poéticos de nivel semántico atemporales. Junto a estos, con menor frecuencia, los poetas han usado de los juegos de perspectiva cognitiva: anamorfosis. Fijémonos en cómo lo hacían en el siglo XVII. La sociedad barroca gustaba del artificio. Esta aceptación popular de jugar con lo difícil, con lo oculto, llegada hasta nuestros días, fue utilizada por los poderes fácticos para potenciar la penetración y la comprensión de sus mensajes. Enigmas, jeroglíficos, herejías, anagramas, caligramas y emblemas, entre otras variadas formas de envolver la literatura, fueron usados como herramientas de difusión en una incipiente sociedad de masas, que ya se comportaba como tal en el siglo XVII.

El emisor busca el asombro del receptor, la sorpresa, para potenciar el calado de su mensaje. Utiliza para ello técnicas que se consideran antecedentes de la psicagogia de la atención y que emplearían años después los escritores vanguardistas y los medios audiovisuales de nuestro siglo XXI (páginas de prensa, anuncios, collages, como dejó demostrado el profesor Gonzalo Abril). Uno de los formatos preferidos por los creadores de ilusión poética de entonces, fueron los llamados jeroglíficos o enigmas. Composiciones poéticas que Lope definió como «una alegoría que se entiende difícilmente», una especie de acertijo amueblado con el adorno barroco:

Un muerto fue en la tierra sepultado
y estando todo casi consumido
del tiempo vino a ser resucitado.
Después sin culpa suya fue traído
a ser entre dos peñas quebrantado,
pasó en forma de cielo combatido,
fue después en cordero y león junto.
¿Qué es si cosa? A todos pregunto.
(Anónimo. Poema 64 RAE RM 6212)

Cuando todo el auditorio está convencido de que el poema hace referencia a Jesucristo, el declamador añade: «¡Es el secreto el grano de trigo!», y así lo escribe en el cancionero, en una acotación hecha la margen y con letra menor. El autor juega con la percepción del receptor, con la información que le llega a través de las palabras intencionadas del autor, conocedor del bagaje cultural y de la educación de aquel. Es una filigrana comunicativa, un uso de la palabra escrita como elemento manipulador de la realidad, capaz de conseguir un efecto similar al del trapo negro que oculta la chistera y las manos del prestidigitador o al de un plano trucado en una escena cinematográfica. Además, el público debe repasar el texto, reflexionar y completarlo. La complicidad entre emisor y receptor, tan buscada y deseada, sobre todo cuando se trata de impartir doctrina, se consigue perfectamente y lo que es más importante, es duradera en el tiempo, ya que el golpe de efecto, al descubrirse la verdad, es total.

La literatura del siglo XVII debe leerse con una doble mirada: la aparente y la que se esconde detrás de lo que vemos. Las formas de lo anagramático son muchas y son el «pasto ideal del alma», como decía Gracián. En este grupo se incluye también, a partir del siglo XX, la poesía experimental que toma elementos de los avances de la ciencia o de la intuición.

Otros juegos de percepción se basan en la repetición, no ya de versos en forma de pie, sino de letras y sílabas; otros, en la eliminación de elementos. Dentro de este grupo, se incluyen tautogramas, lipogramas, serpentinos, ecos, jitanjáforas, paranomasias y el artificio que algunos llaman «versos de cabo roto»:

Biba nuestro rei mila-
que vive tan rectamen-
y hace tantas diligen-
por descubrir la berdá-
pues saca de Prado pa-
y franquesas de Franque-
(Poema 17 RAE RM 6212)

El poeta elimina adrede la última sílaba, que el compilador sustituye por un guion, para buscar la complicidad del receptor. Es él quien debe terminar el poema con su ingenio, lo que le obliga a aprendérselo bien y a repetir, aunque sea mentalmente, el contenido del poema. Una impecable argucia didáctica para bien adoctrinar.

En el siguiente soneto se sustituye la última sílaba de la palabra final del verso por una x, una incógnita que cada uno rellena como quiere, en ese juego participativo del público que se presta a la interpretación erótica o escatológica, según el caso.

Cuando ella hizo primera, hice yo flux
y entonces trabajaba con mi box,
más quitese ya allá, señora, ox,
que huele ya mui mal su almoradux. (…)
(RAE RM 6212)

O este interesante soneto de Quevedo en eco:

Es el amor, según abrasa, brasa;
en nieve a veces, puro hielo, hielo;
es a quien pedir yo consuelo, suelo;
y saco poco de su escasa, casa.

Es un ardor que a quien traspasa, pasa;
y como yo a veces pasélo, sélo;
es un pleito do no hay apelo, pelo;
es del demonio que la amasa, masa.

Tirano a quien el cielo inspira, ira;
un ardor que si no se amata, mata;
gozo, primero que cumplido, ido.

Flechero que al que se retira, tira;
cadena fuerte que aun de plata, ata;
y mal que a muchos a tejido, nido.

Entre los poetas vanguardistas de comienzos del siglo XX, y entre muchos de los poetas urbanos de finales del siglo pasado, este tipo de composiciones tuvieron una gran aceptación.

Por último, vamos a referirnos a los acrósticos, ya empleados en la Edad Media. El más frecuente es el que se centra en las letras, pero hay también acrósticos silábicos. En el siguiente poema podemos leer el verso completo o solo hasta la pausa. Según optemos, cambia el significado:

Truéquense, ya fenescan tristemente
los trajes, los arreos y hermosura,
en lutos, en ceniza y desventura,
en llanto y en dolor grave y doliente.
Pues pudo el segador fiero, inclemente,
ser quebranto de la humana compostura,
dar tales en la real figura
ultrajes con la española gente (…)
(Poema 33 RAE RM 6212)

Juegos de perspectiva cognitiva, recursos literarios en una incipiente sociedad de masas que gustaba ya de los recursos audiovisuales de los que ahora somos consumidores empedernidos.

 

Este artículo de Pedro Aguilar es uno de los contenidos del número 6 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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