Camilo José Cela Trulock. (Iria Flavia, A Coruña, 11/5/1916 – Madrid, 17/1/2002). Autor prolífico y representante de la literatura de posguerra, trabajó como novelista, periodista, ensayista, editor de revistas literarias y conferenciante.
Tras ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid pronto la abandona para asistir como oyente a la Facultad de Filosofía y Letras, donde el poeta Pedro Salinas da clases de Literatura Contemporánea. Ahí se decide por su vocación literaria y conoce a Alonso Zamora Vicente, a María Zambrano y a Miguel Hernández, y a través de ellos entra en contacto con otros intelectuales del Madrid de esta época. Antes, en plena guerra, termina su primera obra, el libro de poemas Pisando la dudosa luz del día.
Con su primera gran obra, La familia de Pascual Duarte (1942), sufre problemas con la Iglesia, lo que concluye en la prohibición de la segunda edición de la obra (que acaba siendo publicada en Buenos Aires).
En 1944 comienza a escribir La colmena (1951); posteriormente lleva a cabo dos exposiciones de sus pinturas y aparecen Viaje a La Alcarria (1948) y El cancionero de La Alcarria (1948).
En 1954 se traslada a la isla de Mallorca, donde vive buena parte de su vida. En 1957 es elegido para ocupar el sillón Q de la Real Academia Española.
Durante la época de la transición a la democracia desempeña un papel notable en la vida pública española, ocupando por designación real un escaño en el Senado de las primeras Cortes democráticas, y participando así en la revisión del texto constitucional elaborado por el Congreso.
En los años siguientes sigue publicando con frecuencia. De este período destacan sus novelas Mazurca para dos muertos (1983) y Cristo versus Arizona (1988). Ya consagrado como uno de los grandes escritores del siglo, durante las dos últimas décadas de su vida se sucedieron los homenajes, los premios y los más diversos reconocimientos. El Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel de Literatura (1989) y el Miguel de Cervantes (1995). En 1996el Rey don Juan Carlos I le concede el título de Marqués de Iria Flavia.
Hoy se cumplen 214 años del nacimiento de Mariano José de Larra, santo laico de los periodistas españoles.
Era hijo de un médico afrancesado con el que se fue al exilio, a Burdeos y París, al final de la Guerra de la Independencia. Volvieron en 1818. Estudió interno en Corella (Navarra), donde con solo 14 años compuso una Gramática para su uso particular y tradujo varias obras del francés al castellano. Era un niño introvertido. Jugaba al ajedrez. Siguió estudios universitarios en Valladolid -donde se enamoró de una mujer que resultó ser la amante de su padre- y en Valencia, de Medicina.
Con 19 años lanzó la revista mensual El Duende satírico del día, donde ya escribió artículos que hoy son clásicos del género. Se casó a los 20, fue un matrimonio desgraciado. Sus amores con Dolores fueron la comidilla del Madrid literario de la época. En parte siguiéndola y en parte huyendo de ella, emprendió un largo viaje por media Europa: Lisboa, Londres, Gante, Bruselas, París. De regreso, fue elegido diputado por Ávila, pero no llego a sentarse en el escaño al anularse las elecciones tras el Motín de la Granja, uno de los muchos golpes de Estado de la España del XIX. Por entonces ya era el periodista madrileño más famoso y mejor pagado. Trabajaba para El Español, donde le pagaban 20.000 reales al año por dos artículos a la semana, una suma cuantiosa si se considera que al autor de una comedia le pagaban mil reales.
Sus acerados artículos eran verdaderos aldabonazos en la vida pública española. “Escribir es Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla como una pesadilla abrumadora y violenta”, decía en uno. Nunca los firmó con su nombre. Fue, sucesivamente, Duende Satírico, Pobrecito Hablador, Bachiller Munguía, Andrés Niporesas y, finalmente, Fígaro. Uno de los últimos, “El día de difuntos de 1836”, tenía un aire premonitorio:
Tendí una última ojeada sobre el vasto cementerio. Olía a muerte próxima. Los perros ladraban con aquel aullido prolongado, intérprete de su instinto agorero. (…)
Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.
¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ‘Aquí yace la esperanza’”.
Se quitó la vida de un tiro en la cabeza sobre las ocho y media de la tarde del 13 de febrero de 1837, en su casa de la madrileña calle Santa Clara. Minutos antes, su amante, Dolores Armijo, le había devuelto sus cartas de amor y comunicado que le abandonaba, que se iba con su marido a Manila, donde le habían nombrado para un cargo público. Tenía Larra sólo 27 años.
P.D. Dolores, según algún investigador, le sobrevivió sólo unos meses. El barco en que viajaba con su marido a Filipinas naufragó en el cabo de Buena Esperanza. No hubo supervivientes.
El 6 de marzo de 2023, se cumplen 94 años del nacimiento de Gabriel García Márquez en Aracataca, un pequeño y pintoresco pueblo de la costa atlántica de Colombia. ‘Gabo’ o ‘Gabito’, como le decían cariñosamente sus amigos, fue uno los grandes de la literatura universal, ganó el Premio Nobel en 1982 y nos dejó para siempre en la memoria el realismo mágico de Macondo, el lugar en el que transcurre Cien años de soledad.
García Márquez era hijo del telegrafista del pueblo y creció rodeado de historias familiares que le sirvieron de inspiración para artículos y novelas -como la de la tía que cosía una mortaja, le explicó a ‘Gabito’ que lo hacía porque se iba a morir y, con la última puntada de la aguja, efectivamente, falleció-.
Gabo estudió Derecho, fue escritor, guionista, editor y periodista. Formó parte del boom latinoamericano, junto al peruano Mario Vargas Llosa, el argentino Julio Cortázar o los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes. Un grupo que renovó los esquemas literarios de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Su obra más emblemática -mágica, trágica y maravillosa al mismo tiempo- fue Cien años de soledad, considerada como el verdadero origen del realismo mágico. La novela se publicó en 1967 y colocó a la narrativa hispanoamericana en primera línea de la literatura universal. No ha dejado de reeditarse desde entonces. Se ha traducido a más de cuarenta idiomas y se han vendido más de 50 millones de ejemplares.
La obra de García Márquez fue muy extensa. El amor en tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada son algunas de sus novelas más conocidas. Como periodista creó en 1990 la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, (FNPI) que lleva su nombre, dedicada a promover prácticas periodísticas reflexivas, y en la que siguió colaborando hasta el final de su vida. Falleció en México, donde pasó sus últimos años, en 2004. Pero su realismo mágico le sobrevivirá para siempre.
Carmen Laforet Díaz (Barcelona, 6 de septiembre de 1921 – Madrid, 28 de febrero de 2004). Escritora española.
En 1944, presenta su novela Nada a la primera convocatoria del Premio Nadal. Gana el premio y la obra, que abría nuevas perspectivas en todos los sentidos, obtiene un éxito fulgurante. Hoy es uno de los grandes clásicos de la narrativa española y universal. Una desconocida gana el primer premio Nadal y todo el mundo habla de la chiquilla que ha conquistado la cima del mundo literario, pero ella, desde la tristeza, rechaza el éxito
Carmen Laforet, machismo y grafomanía contra el éxito
Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 24 /2/1837-Padrón, 15/7/1885) fue una poetisa y novelista española que escribió tanto en gallego como en castellano. Figura indispensable en la literatura del siglo XIX, está considerada entre sus grandes poetas, representa junto con Eduardo Pondal y Curros Enríquez una de las figuras emblemáticas del Rexurdimento gallego. Además, es considerada junto con Gustavo Adolfo Bécquer la precursora de la poesía española moderna.
Aunque fue una asidua cultivadora de la prosa, donde Rosalía sobresalió fue en el campo de la poesía, a través de la creación de las que pueden ser consideradas sus tres obras clave: Cantares gallegos, Follas novas, ambos escritos en gallego y En las orillas del Sar, que se publicó en castellano en 1884.
La crítica subraya su feminismo pionero. Además fue autora de las novelas La hija del mar (1859), de carácter folletinesco; Flavio (1861) y la costumbrista Ruinas (1866). También publicó El caballero de las botas azules, en 1867, y El primer loco, en 1881.
Su obra ocupa un lugar destacado entre los autores españoles con sus versos en gallego y sus publicaciones en castellano. En ambos idiomas supo expresar con belleza las particularidades de su pensamiento crítico y la lucha por los avances sociales.
La poesía de Rosalía de Castro denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno. Asimismo, su dolorosa sensibilidad proyectó un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de tristeza indefinible. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida doliente.
Hoy, 22 de febrero se cumplen 84 años de la muerte de Antonio Machado (Sevilla; 26 de julio de 1875-Colliure; 22 de febrero de 1939), uno de los poetas españoles más importantes del siglo XX. Gracias a su obra y recuerdo, se ha extendido hasta ser uno de los más relevantes las letras españolas.
Su infancia eran recuerdos de un patio de Sevilla pero él fue un trotamundos. Tras Sevilla llegó Madrid, París, Soria, Segovia o Baeza. La muerte le encontró, ligero de equipaje en 1939, en Colliure, en el Pirineo francés, durante su exilio forzado por la guerra civil española. Su madre, que le acompañaba en el exilio, sólo sobrevivió tres días más haciendo efectiva la promesa que formuló en voz alta en Rocafort (Valencia) durante los años de la Guerra Civil: «Estoy dispuesta a vivir tanto como mi hijo Antonio».
En su tumba de Colliure nunca faltan flores, banderas republicanas y cartas y dibujos. El poeta andaluz que hizo famosa la frase de que “una de las dos Españas ha de helarte el corazón” descansa hoy en este pequeño cementerio, muy cerca del mar. Su hermano José encontró en el viejo gabán del poeta muerto un trozo de papel arrugado con un verso alejandrino que Antonio había escrito: «Estos días azules y este sol de la infancia».
Este poeta sevillano nacido en 1875 dejó un gran legado dentro del Modernismo español y formó parte de la denominada Generación del 98. En 1927 ingresa en la Real Academia y un año después conoce a la poetisa Pilar de Valderrama, la «Guiomar» de sus poemas, con la que mantiene relaciones secretas durante años.
Algunas de sus obras publicadas más importantes fueron «Soledades«, «Campos de Castilla» y «La Guerra«. Dentro de su obra poética: A un olmo seco, Caminante no hay camino, Anoche cuando dormía, Elegía del un madrigal, La mujer manchega… De su obra de compromiso histórico y testimonial destacan textos de hondura estremecedora, como la elegía dedicada a Federico García Lorca: El crimen fue en Granada
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida; Sevilla, 17-2-1836 – Madrid, 22-12-1870. Poeta español. Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy se le reconoce.
En contacto permanente con el mundo de la pintura y gran conocedor de la música, concibe todas las bellas artes como manifestaciones de un único sentimiento entusiasta. De ahí la suavidad y universalidad de composiciones literarias. En sus poemas aborda temas como el sueño y la razón, la idea y la palabra, la mujer ideal y la mujer carnal o la aristocracia y el pueblo.
Su obra más célebre es Rimas y Leyendas, un conjunto de poemas dispersos y relatos, reunidos en uno de los libros más populares de la literatura hispana.
Las Rimas, tal y como han llegado hasta nosotros, suman un total de ochenta y seis composiciones. De ellas, setenta y seis se publicaron por primera vez en 1871 a cargo de los amigos del poeta, que introdujeron algunas correcciones en el texto, suprimieron algunos poemas y alteraron el orden del manuscrito original (el llamado Libro de los gorriones).
El influjo de Bécquer en toda la poesía posterior escrita en castellano es importante, esbozando estéticas como el simbolismo y el modernismo en muchos aspectos.
Pero, aparte de su importante lírica, Gustavo Adolfo Bécquer fue también un gran narrador y periodista. Escribió veintiocho narraciones del género leyenda, muchas de ellas pertenecientes al género del relato gótico o de terror, otras, auténticos esbozos de poesía en prosa, y otras narraciones de aventuras.