Hoy, 22 de febrero se cumplen 83 años de la muerte de Antonio Machado (Sevilla; 26 de julio de 1875-Colliure; 22 de febrero de 1939), uno de los poetas españoles más importantes del siglo XX. Gracias a su obra y recuerdo, se ha extendido hasta ser uno de los más relevantes las letras españolas.
Su infancia eran recuerdos de un patio de Sevilla pero él fue un trotamundos. Tras Sevilla llegó Madrid, París, Soria, Segovia o Baeza. La muerte le encontró, ligero de equipaje en 1939, en Colliure, en el Pirineo francés, durante su exilio forzado por la guerra civil española. Su madre, que le acompañaba en el exilio, sólo sobrevivió tres días más haciendo efectiva la promesa que formuló en voz alta en Rocafort (Valencia) durante los años de la Guerra Civil: «Estoy dispuesta a vivir tanto como mi hijo Antonio».
En su tumba de Colliure nunca faltan flores, banderas republicanas y cartas y dibujos. El poeta andaluz que hizo famosa la frase de que “una de las dos Españas ha de helarte el corazón” descansa hoy en este pequeño cementerio, muy cerca del mar. Su hermano José encontró en el viejo gabán del poeta muerto un trozo de papel arrugado con un verso alejandrino que Antonio había escrito: «Estos días azules y este sol de la infancia».
Este poeta sevillano nacido en 1875 dejó un gran legado dentro del Modernismo español y formó parte de la denominada Generación del 98. En 1927 ingresa en la Real Academia y un año después conoce a la poetisa Pilar de Valderrama, la «Guiomar» de sus poemas, con la que mantiene relaciones secretas durante años.
Algunas de sus obras publicadas más importantes fueron «Soledades«, «Campos de Castilla» y «La Guerra«. Dentro de su obra poética: A un olmo seco, Caminante no hay camino, Anoche cuando dormía, Elegía del un madrigal, La mujer manchega… De su obra de compromiso histórico y testimonial destacan textos de hondura estremecedora, como la elegía dedicada a Federico García Lorca: El crimen fue en Granada
Luis Cernuda Bidón (Sevilla, 21/9/1902 – México, D.F., 5/11/1963). Poeta español de la Generación del 27.
La obra de Gustavo Adolfo Bécquer despertó su interés por la poesía desde muy pequeño; comenzó a escribir alentado por un profesor, quien le enseña las normas básicas de la expresión poética y comienza a escribir sus primeros versos. Años más tarde, emprende sus estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla, donde su profesor de literatura, Pedro Salinas, le anima a participar en tertulias y a leer a escritores españoles del Siglo del Oro (Góngora, Lope de Vega, Quevedo y Garcilaso de la Vega entre otros) y a autores franceses contemporáneos.
En su juventud, realizó sus primeras publicaciones en Revista de Occidente. Estuvo siempre muy influenciado por la literatura francesa, e incluso tradujo parte de la obra del surrealista Paul Éluard.
En 1926 viaja a Madrid con la intención de introducirse en el mundo editorial colaborando en la publicación La Verdad, Mediodía y Litoral. Dos años más tarde ve la luz su primer libro lírico, Perfil del aire (1927), que es rechazado por la crítica y escribe Égloga, elegía y oda (1928) tras conocer a Federico García Lorca en un homenaje a Góngora. Tras el asesinato de Lorca, le dedicó la elegía A un poeta muerto (F. G. L.). En 1930 comienza a trabajar de librero y en los años sucesivos escribe Un río, un amor (1929), Los placeres prohibidos (1931), La invitación a la poesía (1933), Donde habite el olvido (1934) e Invocaciones (1935).
Durante la Guerra Civil, vive exiliado en Inglaterra, donde termina Las nubes (1940), un libro de poesía sobre la Guerra Civil española, Ocnos (1942), Como quien espera el alba (1943) y Vivir sin estar viviendo (1944). En 1947 viaja a Estados Unidos y trabaja como profesor de Lengua y Literatura Española. Más tarde, se traslada a México, donde escribe obras como Variaciones sobre tema mexicano (1952), Poemas para un cuerpo (1957) y Desolación de la Quimera (1962).
Nunca escondió su homosexualidad, y esto le acarreó las nefastas etiquetas y el desprecio en su propia tierra, con la cual no parecía sentirse muy identificado. A lo largo de su vida, reflejó en sus poemas un espíritu que comenzó esperanzado, que exaltaba la belleza y la ornamentaba, pero que progresivamente se fue endureciendo y se volvió más práctico y conceptual.
Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán, neerlandés, polaco, portugués, rumano, hebreo, sueco, griego, serbio, eslovaco, árabe y latín.
Este sábado, 16 de septiembre, se cumplen 168 años del nacimiento de Emilia Pardo Bazán (1851, A Coruña – 1921, Madrid), una de las escritoras más adelantadas a su tiempo y precursora de la defensa de los derechos de las mujeres, que fue novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poetisa, dramaturga, traductora, editora, catedrática y la introductora del naturalismo en España.
De familia noble, tuvo acceso a la mejor educación en el colegio francés y con instructores privados en casa, ya que el acceso a la universidad estaba vetado a las mujeres, pero eso no le condicionó para estudiar humanidades, idiomas (hablaba francés, inglés y alemán) y los avances científicos y filosóficos a través de los libros.
Autora de obras tan célebres como Los pazos de Ulloa, La cuestión palpitante o Insolación, se impuso en un mundo literario y periodístico monopolizado por los hombres. Se casó a los 16 años con José Quiroga y Pérez Deza, también de familia hidalga; él tenía 19 años y todavía era estudiante de derecho. Y en 1879 se publicó su primera novela: Pascual López, autobiografía de un estudiante de medicina.
Los pazos de Ulloa (1886) es su novela más conocida y la obra que la consagró como una de las grandes escritoras de la literatura española. En ella describe la decadencia de la oligarquía terrateniente que ha perdido su papel de liderazgo social.
La separación amistosa de su marido le permitió seguir con libertad sus intereses literarios e intelectuales sin obstáculos. Se preocupó de intervenir en el periodismo político y de luchar incansablemente por la emancipación social e intelectual de la mujer.
Emilia Pardo Bazán falleció en 1921 en el número 27 de la madrileña calle de la Princesa.
Ángel González Muñiz (6/9/1925, Oviedo – 12/1/2008, Madrid) fue un poeta y ensayista de la Generación del 50. Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 y académico y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996, publicó su primer libro de poemas en 1956.
Fue maestro, licenciado en Derecho y periodista. Enseñó Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque, USA, y fue profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas.
Miembro de la Real Academia Española, fue galardonado, entre otros, con el Premio Antonio Machado en 1962, el Premio Príncipe de Asturias en 1985, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996 y el Primer Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada en el año 2004.
Su poesía, llena de contrastes, discurre entre lo efímero y lo eterno y en su obra puede encontrarse una fuerte contradicción. Su obra es una mezcla de intimismo y poesía social, con un particular y característico toque irónico y trata asuntos cotidianos con un lenguaje coloquial y urbano. El paso del tiempo y la temática amorosa y cívica son las tres obsesiones que se repiten a lo largo y ancho de sus poemas, de regusto melancólico pero optimistas. Ha sabido abordar cuestiones sociales con un lenguaje coloquial e ironía.
De su obra se destacan los títulos: Áspero mundo, 1955 , Sin esperanza, con convencimiento, 1961, Grado elemental, 1961, Tratado de urbanismo 1967, Breves acotaciones para una biografía, 1971, Deixis de un fantasma, 1992 y su último libro, Otoño y otras luces, 2001.
En la madrugada del 18 de agosto de 1936, Federico García Lorca fue fusilado por las autoridades franquistas junto a un olivo en la carretera que une las localidades de Víznar y Alfacar. El autor español más celebrado del siglo XX, se convirtió en un símbolo de todos los desaparecidos en la Guerra Civil española y cuyos restos, 85 años después, aún permanecen en una fosa común.
Nacido en Fuente Vaqueros, (Granada), el 5 de junio de 1898 fue un poeta, dramaturgo y prosista español, conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo.
La influencia de su región natal se encuentra en toda su obra, desde la Primeras Canciones hasta La Casa de Bernarda Alba, combinación de tradición secular y de modernismo del siglo XX. En sus poemas y en sus dramas se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural española.
Suyas son obras como el Romancero Gitano, Poeta en Nueva York (publicada póstumamente en 1940), Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba, considerada su obra maestra. Su prematura muerte a los treinta y ocho años no hizo sino truncar un flujo de creaciones que en La casa de Bernarda Alba rozaba ya la perfección.
Hoy hace 103 años del nacimiento de Gloria Fuertes (Madrid 1917-1998), la poeta de los niños, pero también una mujer muy adelantada a su tiempo, feminista, pacifista, lesbiana y siempre del lado de los desfavorecidos, lo que le valió el título de poeta social por excelencia.
Además de la poesía infantil, en donde es un referente, también escribió literatura para adultos y su obra marcó un antes y un después en el género.
Gloria fuertes fue impulsora, a comienzos de los años 50 del pasado siglo, del grupo literario Versos con faldas, que acogió a mujeres poetas que ofrecían recitales por los cafés de Madrid. Con Antonio Gala, Rafael Mir y Julio Mariscal, por aquellos años también fundó la revista Arquero, de la que fue directora hasta 1954, año en el que publicó Antología poética y Antología de poemas de suburbio. La censura franquista la obligó a publicarla en Venezuela por su fuerte carga social.
Entrar en el Instituto Internacional de Madrid supuso un gran cambio en su vida, porque allí entró en contacto con el mundo literario y conoció a la hispanista estadounidense Phyllis Turnbull, su gran amor.
Poeta -que no poetisa, término que le parecía demasiado almibarado- desafiaba las costumbres de la España de Franco montando en moto y con pantalones cortos. Los españoles la descubrieron a mediados de los años 70, leyendo sus poemas para niños en Un globo, dos globos, tres globos y La cometa blanca, los programas infantiles de televisión que la convirtieron en una estrella.
Gloria Fuertes murió en Madrid el 27 de noviembre de 1998.
El 26 de julio nacía en Sevilla Antonio Machado, uno de los poetas españoles más importantes del siglo XX. Gracias a su obra y recuerdo, se ha extendido hasta ser uno de los más relevantes las letras españolas.
Su infancia eran recuerdos de un patio de Sevilla pero él fue un trotamundos. Tras Sevilla llegó Madrid, París, Soria, Segovia o Baeza. La muerte le encontró, ligero de equipaje en 1939, en Colliure, en el Pirineo francés, durante su exilio forzado por la guerra civil española. Su madre, que le acompañaba en el exilio, sólo sobrevivió tres días más haciendo efectiva la promesa que formuló en voz alta en Rocafort (Valencia) durante los años de la Guerra Civil: «Estoy dispuesta a vivir tanto como mi hijo Antonio».
En su tumba de Colliure nunca faltan flores, banderas republicanas y cartas y dibujos. El poeta andaluz que hizo famosa la frase de que “una de las dos Españas ha de helarte el corazón” descansa hoy en este pequeño cementerio, muy cerca del mar. Su hermano José encontró en el viejo gabán del poeta muerto un trozo de papel arrugado con un verso alejandrino que Antonio había escrito: «Estos días azules y este sol de la infancia».
Este poeta sevillano nacido en 1875 dejó un gran legado dentro del Modernismo español y formó parte de la denominada Generación del 98. En 1927 ingresa en la Real Academia y un año después conoce a la poetisa Pilar de Valderrama, la «Guiomar» de sus poemas, con la que mantiene relaciones secretas durante años.
Algunas de sus obras publicadas más importantes fueron «Soledades«, «Campos de Castilla» y «La Guerra«. Dentro de su obra poética: A un olmo seco, Caminante no hay camino, Anoche cuando dormía, Elegía del un madrigal, La mujer manchega… De su obra de compromiso histórico y testimonial destacan textos de hondura estremecedora, como la elegía dedicada a Federico García Lorca: El crimen fue en Granada