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28 May 2021
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Lo que va y viene en el mundo editorial.

Begoña Piña

Periodista. Infiltrada desde hace años en la Cultura, leo todo lo que puedo y siempre me quedo con ganas de mucho más.

“Cuando eres niño, corres por una playa infinita”

“Soy el más extranjero de los extranjeros: el que un día perteneció al lugar y ahora bracea torpemente en medio de la multitud buscando una orilla”. Iturbe, un físico especialista en neutrinos, regresa después de años de ausencia al barrio de su infancia, a la Barceloneta, el bario portuario de Barcelona que ya no reconoce.

Antonio Iturbe –este es el nombre del autor, no del personaje- regresa también a la literatura de ficción con este libro, La playa infinita (Seix Barral), cuatro años después de A cielo abierto, con la que ganó el Premio Biblioteca Breve, y nueves años más tarde de su magnífica La bibliotecaria de Auschwitz.

Aquí, envuelto en las brumas del recuerdo del que fuera en su infancia un barrio de pescadores, se tropieza con la realidad de los pisos turísticos y las franquicias, y deambula por sus calles en un recorrido de reconstrucción de la historia de ese lugar y de su propia vida.

Las maneras de buen periodista se advierten en la crónica emocional que el autor hace del último siglo de la historia española. El talento para la literatura está presente desde la primera palabra de la novela, envuelta por un genuino amor por la memoria sobre la que se construye la ficción.

“Es un paisaje sonoro que solo existe ya en mi cabeza. Ahora el zumbido del termitero del futuro me aturde. En medio de tanta gente, camino solo. Trato de penetrar en las calles pero las calles me rechazan (…) Reboto entre las aceras del barrio, soy una polilla topando contra un cristal”.