Vota kétchup
El lenguaje político cada día se parece más a una lucha de sables con corchos en las puntas y toneladas de kétchup. Los mejores oradores manejan el sable con tal maestría que a veces no podemos evitar fijar la vista en el movimiento de su mano. Y entonces olvidamos el corcho. Y el kétchup. Y les votamos. Otra vez.
Daniel Díaz