¡Tiene narices!
El primer sello falsificado del mundo fue español y se descubrió porque estaba mal dibujada la nariz de Isabel II. El clérigo ilustrado Francisco Martínez explicó en su diccionario de Bellas Artes de 1788 que el secreto de un buen retrato reside en esmerarse en la nariz, pero se ve que el delincuente no estaba al tanto.
Óscar Esquivias