Sin tacha
Dino Buzzati, muy enfermo, pidió en el hospital como última voluntad que lo afeitaran. Él siempre había enviado a sus editores los textos inmaculados y era famoso por la elegancia y perfección de su estilo. Ahora, a las puertas de la muerte, quería él mismo ir al Más Allá tan pulcro como su prosa.
Óscar Esquivias