Saber latín
«¡O témperas, o mores!», nos hacía gritar al unísono Pipo antes de mandarnos colorear el álbum de dibujo. Era el jovial sustituto de la señorita Olga, enferma de gripe. Cuando la maestra volvió, tuvo que desactivar de nuestras cabecitas esa frase, como una artificiera del lenguaje. «Os mandaron a un payaso», se lamentaba consternada.
Óscar Esquivias