Renglones torcidos
A algunos errores ortográficos no les falta cierta lógica. Así, «exhuberante» gana en opulencia a la correcta «exuberante», «inflacción» está más hinchada que «inflación» y alguien «extricto» es mucho más puntilloso que un simple «estricto». La mala ortografía tiene razones que la Academia no entiende.
Óscar Esquivias