Porfiados y pérfidos
Mi abuela nos explicaba que el undécimo mandamiento es «No molestar» («No estorbar», dice Unamuno en La tía Tula). Si algún nieto se ponía cabezón y la importunaba, le decía: «No porfíes». La raíz de «porfía» y «perfidia» es la misma, y quizá por eso tememos casi por igual a los pesados y a los malvados.
Óscar Esquivias