Paradojas
Cuántas horas de placer nos dan las novelas, el cine o el teatro, cuánto amamos sus historias, y, sin embargo, empleamos los adjetivos «novelero», «peliculero» o «teatrero» con un valor más bien despectivo (y no tenemos adjetivos encomiásticos, sólo los muy asépticos «novelístico», «cinematográfico» o «teatral»).
Óscar Esquivias