Miquiño mío
Me fascina el tórrido romance postal entre Galdós y Pardo Bazán por dos motivos: El primero, porque los bajos instintos son bajos para todos, incluidos también los más altos exponentes de nuestra literatura patria. Y dos, porque los buenos escritores y escritoras siguen demostrando maestría aun con escaso riego sanguíneo en sus cabezas.
Daniel Díaz