Invocación galletera
En Gamonal estaba la fábrica de galletas Loste, que inundaba con su dulce olor todo el barrio. Tenía un cartel que decía: «Ni oxte, ni moxte, galletas Loste». A mí, de niño, me sonaba a conjuro, como «ábrete, sésamo» o «abracadabra», y a veces repetía la frase a escondidas, con la esperanza de hacer magia
Óscar Esquivias