Instrucciones cabalísticas
«Un seis y un cuatro, la cara de tu retrato», explicó la maestra mientras dibujaba en la pizarra un perfil picassiano. Cuando aquella niña tan aplicada la imitó y descubrió que lo que aparecía en el papel era el rostro de Dios, tuvo tanto miedo que lo borró de inmediato.
Óscar Esquivias