En verdad os digo
A Jesús le encantaba inventar trabalenguas como «Sois la sal de la salina; si la sal se desala, ¿quién la salará?» o «Tú eres Pedro y sobre esta piedra empedraré mi pedregal» (en arameo suenan muy graciosos). Los evangelistas los transcribieron lo mejor que pudieron, pero sin captar su buen humor.
Óscar Esquivias