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08 Feb 2019
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Esquelas (o cómo definirte en una palabra)

Me sorprendió ver a aquel hombre leyendo un periódico en mi taxi. No veía semejante proeza desde, qué se yo, ¿2014?

El hombre, con la montura de sus gafas en la punta de la nariz, pasaba rápido página tras página sin pararse en ninguna. Parecía estar buscando algo.

—Aquí está. Esquelas —dijo en alto.

—¿Le gusta esa sección? —pregunté intrigado.

—¿Bromea? ¡Me encanta! Me hace sentir más joven. Escuche: Victor M. C. Notario. Murió a los 92 años. Sus hijos y sus nietos bla, bla, bla…

—92. No está mal…

—Ahora fíjese en el detalle: 92 años de vida resumidos en una sola palabra: Notario.

—Es triste, supongo…

—Otro: Óscar, 73 años, Neurólogo. Julio, 87, Teniente Coronel de la Armada.

—¿Sólo hombres?

—Veamos… no. Hay dos mujeres. María del Pilar, viuda de Don Manuel tal y tal. Y Carmen. De esta no ponen nada.  

—De modo que los hombres son su profesión y las mujeres… o son esposas de, o no hay palabra que las defina.

—Suele ser lo habitual, sí. De todos modos, siempre me ha llamado la atención esto de «la palabra».    

—¿La palabra? —le pregunté.

—Sí. Yo he sido muchas cosas: conserje, peluquero, conductor de autobús… de modo que no podría encajar en una sola palabra.

—¿Y más allá de la profesión? —le pregunté.

—¿A qué se refiere?

—¿Sería capaz de definirse mediante una sola palabra?

—¿Un solo adjetivo capaz de definir quién soy? –volvió él.

—Eso es.

—Uff. Locuaz. O insurgente. También me gusta «apátrida». ¿Y usted?

—¿Hoy? Inmortal.