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22 Mar 2022
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

¿Eres libre?

Imagina que puedes decir lo que quieras, sin límite. Que tienes total libertad para expresar cualquier pensamiento en cualquier foro, por muy extremo o bestia o ilegal que pueda parecer. ¿Harías uso de esa libertad? ¿Lo necesitas?

¿Te sientes realmente coartado o censurado? ¿Existe en tu interior algún impulso que retienes intencionadamente por temor a las consecuencias (ya sean legales o de opinión pública)? ¿Acaso ese muro autoimpuesto te impide gozar de eso que llaman «libertad»?

Se habla mucho de la palabra «libertad» o incluso en plural, «libertades» (¿?). Unos, en términos meramente económicos, apelando a su libertad individual para pagar menos impuestos y otros, en referencia a la «libertad de expresión» (la falta de, se entiende). Sin ánimo de entrar en polémicas, ambos reducen el término a aspectos muy concretos de una palabra que es, o debería de ser, mucho más amplia, inmaterial y compleja.

Según la RAE, libertad es la «facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos». Es decir, que apela a la responsabilidad individual como base para ejercerla de puertas hacia fuera. Es decir, que puedes ser libre en tu casa, pero en la calle existen normas sociales que limitan tu capacidad para ejercerla en los mismos términos: del mismo modo que no puedes ir en pelotas por la Gran Vía, tampoco puedes insultar o agredir a todo viandante que se cruce en tu camino. Asimilar y asumir como propias esta serie de normas, te hará libre, aunque no desde un prisma literal. Porque la libertad literal no existe. No existe siquiera en los libros: hay normas ortográficas, sintácticas, etcétera, que cualquier escritor debe cumplir si acaso quiere ser entendido. La libertad no está en la forma, quiero decir; está en el fondo. En tu capacidad para ahondar, derribar muros, traumas, límites, y hacerlo comprensible de cara al lector para que participe. Dominar el medio (en este caso, las palabras) y bucear con soltura. Lo demás, es propaganda. Quimeras. Humo.