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16 Feb 2023
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Un fraude calculado

El problema no es tanto la hoja como la tinta, me dice un afamado escritor —cuyo nombre no diré— sentado a mi lado, en mi taxi.

Nos conocimos hace años en Madrid y él ahora estaba de paso en Valencia y se acordó de mí.

—¿En serio ahora eres taxista en Valencia o es un vacile de los tuyos? —me preguntó vía WhatsApp.

—Dime día y hora y te recojo —le contesté.

Y en efecto, quedamos en la estación de tren y en efecto, le llevé en mi taxi a un hotel cercano a la playa.

—Pues sí, es un taxi. No me lo puedo creer —dijo acariciando el salpicadero.

—Yo tampoco me podía creer que pudieras reservar un hotel en la playa en pleno invierno.

—Fue mi agente. Me trata como si fuera un hámster.

—¿Estás de promoción?

—Siempre. ¿Te gustó mi última novela?

—Sí, bueno. Es muy tú. Se venderá bien.

—No sé cómo tomarme eso. ¿Hace una cerveza? Tengo media horita antes de que vengan a buscarme al hotel.

—Por favor.

Y ahí fue, cerveza en mano, cuando me habló de la hoja y la tinta. Y tenía razón. Una hoja en blanco no compromete a nadie. Pero con el primer golpe de tinta empiezan los problemas, los charcos, las demandas judiciales.

—Tengo tres demandas en curso por cosas que dicen que dije. Te juro que ahora, cuando escribo, noto el aliento de mi abogado.

—Eso te pasa por vender tanto —le dije. —Si escribieras lo mismo pero vendieras la décima parte, vivirías mucho más tranquilo.

—Vivo tranquilo, no te creas —me dijo y después le dio un buen sorbo a su cerveza.

—¿Las demandas no te afectan?

—No, a ver… sinceramente no le tengo un gran apego a la vida. La gente le da demasiada importancia a la vida, y no es para tanto. Una demanda es un plan más para el día x del mes y. Me joderá el vermú de mediodía como mucho.

—¿Y si pierdes?

—En realidad ya he perdido. El artículo en cuestión es horroroso. Tuve un mal día, supongo, y reconozco que está escrito como el culo. Me jode más eso que la demanda en sí.

—Te entiendo.

—Sobre todo me jode que se vuelva a leer en sede judicial. Un artículo que, a día de hoy, cambiaría de arriba abajo sintácticamente hablando. Deberían procesarme por eso, no por el contenido.

—Bueno, escribir y publicar lo escrito casi el mismo día tiene sus riesgos.

—Claro. Sin embargo, en una novela no pasa y lo sabes. Puedes reescribirla mil veces y repensarla otras mil. La novela, en cierto modo, es un fraude.

—Un fraude calculado.

—Touché.

Y brindamos.

(Nota: He decidido no reproducir la charla posterior. Ganaría lectores, pero perdería a un buen amigo).