PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

27 Oct 2022
Compartir

Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Alas

Son demasiados estímulos visuales, sonoros, olfativos (estoy pidiendo auxilio). Urge un descanso sensorial.

Maitines para mí, ocho y treinta en mi taxi. Un chico en edad de comerse el mundo me insta a cazar pokémones.

—Mis amigos fuman porros. Yo, cazo pokemons con el móvil. En el fondo buscamos lo mismo, pero al menos lo mío es más saludable.

Yo a su edad ligaba con chicas, estoy pensando. Mi objetivo era ese, coleccionar amores y tararear canciones en inglés inventado. Seguramente, de haber existido los móviles, yo ahora sería ese chico. Siempre odié el olor dulzón de los porros.

A media mañana, una mujer habla por teléfono: «Sí, estoy en el taxi. Llegaré en… diez minutos. Apunta: Quinoa, tortitas de arroz, cebolla disecada, queso fresco, hummus, curcuma y Paroxetina en la farmacia. Mi tarjeta sanitaria está dentro del libro de reiki de mi mesilla. Me sirve de marcapáginas, así que dobla la esquinita o pon otra cosa para no perder la página».

Otro chico con aire surfero toma mi taxi en el aeropuerto al caer la noche, y me pide que le lleve al puerto deportivo. El trayecto, en silencio, se traduce en un bombardeo de imágenes: vallas publicitarias de El Corte Inglés, CocaCola, juguetes erótico on line, coches por doquier que sugieren estratos sociales, discotecas en naves industriales, edificios en construcción o abandonados, grafitis, grafitis, el cauce de un río seco y grúas portuarias cada vez más grandes, enormes, junto a un barrio desgastado y deprimido. Y en una rotonda, un cartel: club náutico y líneas de barcos de vela, de recreo, barcos, barcos, barcos. Siga recto por ahí, me dice el chico, pare aquí. Quiere irse a Ibiza, me dice bajando su equipaje (apenas un bolso de mano). Le apetece. Su última frase: Hace buena mar.

Hace

buena

mar.

Me alejo. Acudo al puerto de carga. Veo una enorme nave abierta con montañas de grano de más de diez metros y miles de pájaros (MILES) merodeando. Encontraron su sueño, estoy pensando. No necesitan nada más.

Comida de por vida, compañía y alas.