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15 Oct 2019
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

«Mi ex es el bloque constitucionalista»

«Lo de España y Cataluña me recuerda a lo mío con mi ex», me dijo un usuario de mi taxi mientras circulábamos por el Paseo del Prado.

«El amor a veces se acaba, esto es así, y cuando lo notas buscas señales que te ayuden a pensar que ella también ha dejado de quererte. Lanzas anzuelos y pones boca de pez para que ella también lance los suyos, buscando adrede ser pescado. Buscas, digamos, convertirte en verdugo y en víctima al mismo tiempo, no sé si me entiendes. Y en esa fase se construyen dos realidades paralelas que nunca, jamás, se tocan. Aunque hables el mismo idioma que ella, no habrá diálogo posible porque en realidad no le hablas a ella, sino a tu espejo para autoconvencerte y reafirmar tu postura, y ella, por supuesto, le habla al suyo. Dicen que hablando se entiende la gente, pero hay matices, ya lo estás viendo. Cataluña es mi ex, o yo soy Cataluña y ella es eso que llaman ‘bloque constitucionalista’, quién sabe. Y ambos, seguramente, tendrán sus razones. Para los amigos de mi ex, yo soy el malo. Y mi madre dice que ella es una bruja que no me merece. Yo podría hablar con los amigos de mi ex para convencerlos y ella con mi madre, pero dudo mucho que a estas alturas nadie cambie su postura. Ambas partes están profundamente condicionadas. Todos, en el fondo, lo estamos. Ahora bien, si me preguntas si el conflicto tiene solución, yo te diré que no del todo, pero en parte sí. Cuando hay hijos de por medio, por ejemplo, lo más cabal sería acordar un pacto de no agresión. Respetarnos por el bien de los niños. Si evitas echar más leña al fuego al final el paso del tiempo te hará normalizar la situación. Aprenderás a convivir con ella en la distancia y a asumir vuestras diferencias porque no te queda más remedio. El amor se ha roto, perfecto: se asume y ya está. Pero hay que intentar respetarse. Por los niños, o por los ciudadanos de ambos bandos. Es lo mismo».