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21 Oct 2019
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Lenguaje visual

La voz de las paredes

Ana Cermeño

La calle inspira para crear. Muros de piedra, ladrillo o cemento, recién construidos o deslavazados, provocan el ingenio de mentes artísticas que ven en ellos una página en blanco o un inmenso lienzo donde expresarse

Los espacios públicos han sido desde la antigüedad una forma habitual de comunicación: el soporte de pensamientos, mensajes de reflexión, de humor, de gritos a la disconformidad y también de belleza. Se han cubierto de voces que buscaron a lo largo de la historia visibilizar sentimientos individuales o colectivos.

Son especialmente divertidas las pintadas halladas en letrinas de Roma y Pompeya. En las paredes de los baños de las Termas de los Siete Sabios, en Ostia, leemos: «Amice fugit te proverbium: bene caca et irrima medicos», que los especialistas traducen: «Amigo, ¿no conoces el refrán? Caga bien y que les den a los médicos». Soeces, políticos o educativos, así son los primeros grafitis de la historia.

El término grafiti, adaptado del plural italiano graffiti, es con el que los arqueólogos designan la firma o inscripción en una ruina de la antigüedad. Los neoyorquinos lo incorporaron al inglés coloquial para referirse a las pintadas que aparecieron a partir de 1960 en los muros y vagones de tren de la ciudad. Con el tiempo se popularizó en otros idiomas, como el castellano, y la RAE admitió el vocablo grafiti —plural, grafitis— para describir estas explosiones espontáneas de creatividad.

Las palabras en las paredes forman parte del espacio urbano: vocablos que enriquecen el paisaje lingüístico de un lugar y nos hablan de las inquietudes o el descontento de sus habitantes. Las hay incluso molestas o que afean las fachadas. En cualquier caso, constituyen un tipo de arte que lleva implícita su existencia efímera, generalmente ilegal y al alcance de todos. Los grafitis son un canal de comunicación público e informal que complementa con sus recados a los medios legales. Hablemos de pintadas que utilizan el diccionario como forma de expresión. Hablemos del poder de las palabras.

Mayo del 68. Las paredes tienen la palabra

Haz el amor

Hasta 1967, los muros y carteles de las calles actuaban como redes sociales. Las paredes de París difundieron las ideas de la revuelta estudiantil de Mayo del 68, vistiendo la ciudad con un arte anónimo y colectivo. Sus mensajes eran críticos con el sistema capitalista y la sociedad tradicional, aunque también hubo hueco para frases más líricas e inolvidables, como «La belleza está en la calle». Muchas de aquellas proclamas conservan vigencia y continúan propagándose como arengas revolucionarias: «Sed realistas, pedid lo imposible». El Mayo francés fue un movimiento utópico que soñó con cambiar el mundo y nos legó lemas poderosos e imaginativos.

Mathieu Tremblín. Arte para leer

arte

El francés Mathieu Tremblin encontró su propia fórmula para reinterpretar el arte de las calles: traducir las firmas de grafiteros a tipografías claras y legibles. Se trata de intervenciones sencillas y divertidas en las que Tremblin cubre las caligrafías originales con pintura blanca y, respetando el color y la posición originales, aplica por encima sus plantillas. Es su tributo a la escritura, un modo de limpiarla para hacerla más accesible a los ciudadanos. Llama la atención cómo reemplaza las caras dibujadas con espray por signos de puntuación, acomodando el garabato a modelos de grafía digital.

 

Acción poética. La poesía arropa la ciudad

poética

A golpe de aerosol, el poeta mexicano Armando Alanis decidió en 1996 intervenir en los muros de su ciudad, Monterrey, con la idea de acercar la lírica a la calle. Su idea se extendió y espontáneos de todo el planeta comenzaron a escribir versos en las paredes de sus barrios. Acción Poética tiene sus propias normas: los poemas, verdaderos haikús, no pueden superar las diez palabras; el fondo debe ser siempre blanco y las letras, negras, como en los libros; y, para no herir susceptibilidades, no se permiten temas religiosos o políticos.

 

Acción ortográfica. Los vengadores callejeros

ortográfica

Las faltas de ortografía dañan y empobrecen las paredes. Acción Ortográfica es una de las iniciativas callejeras más sorprendente e interesante: busca errores de escritura en las pintadas y los corrige. Muy probablemente esta original propuesta se inspiró en Acción Poética, desde sus intervenciones hasta su firma, que plasman con color rojo, al modo de las correcciones de los profesores y maestros. Para las redes sociales, muy activas en la difusión de las rectificaciones, son los superhéroes de la ortografía, los vengadores del arte urbano del siglo XXI.

 

El muro de Berlín. El lienzo de la protesta

FG5735 Tourists walking in front of the Berlin Wall at the East Side Gallery, Germany

Miles de mensajes de resistencia y protesta provocó el muro de Berlín, el hormigón más hostil de Europa, un lienzo virgen de 155 kilómetros que se cubrió de palabras de esperanza y frases de vidas rotas. Sus pintadas, no todas artísticas, removieron conciencias. En un espacio en el que reinaba la desolación, crearon un lugar imaginativo para dar cobijo a sueños y a expresiones artísticas: los grafitis eran un grito desgarrador pidiendo libertad.

 

Latrinalia. Arte escrito en los retretes

cisterna

Leer en el váter es una costumbre habitual. Hay pintadas en los baños públicos que son para encuadernar. De hecho, existen varios libros dedicados a las leyendas de los retretes. Alan Dundes acuñó en 1966 el término latrinalia para bautizar los grafitis del mobiliario y las paredes de los urinarios. Desde frases escatológicas hasta poemas de amor, todo vale en estos escritos en la intimidad. Lo más característico: son paredes segregadas por sexo, y eso queda reflejado en los comentarios y peticiones de consejo habituales.

 

Mobstr. El provocador de las paredes

horno

«Te has dejado el horno encendido», «Venga, píntame de blanco otra vez». Mobstr es el artista callejero de la palabra. El británico no da la cara, por eso no teme a nadie y en sus leyendas aguijonea a los transeúntes con su lenguaje sarcástico y sus intervenciones cargadas de descaro. Subversión y humor son el aerosol con el que desmonta todo lo que le rodea: «Intento torcerlo, minarlo, subvertirlo». Deja mensajes sobre los problemas diarios en los que todos podemos mirarnos y sobre los que reflexionar: arte minimalista que dibuja sonrisas.

 

Pintadas en la frontera. Humanizando muros

muro

No hay material que limite el poder del arte urbano. En cualquier recorrido por el acero que trunca el viaje de México a los EE. UU. encontramos leyendas tatuadas en sus vallas, convertidas en un campo de expresión. Un campo cubierto del talento que riegan artistas y ciudadanos paralizados por leyes urdidas en despachos. Un campo sobre el que escriben consignas cargadas de sensibilidad con una fuerza que muchas veces recuerda episodios inhumanos. La historia nos juzgará.

 

Consignas para todos. Las paredes hablan lo que la gente calla

banco

¿Quién no ha sentido que las leyes son injustas o que determinadas empresas cometen abusos? A veces nos callamos por miedo a perder el trabajo, o nos vence la impotencia frente a los abusos de los bancos o a lo que le sucede al vecino. La calle no descansa y refleja nuestra ira en las paredes: un espejo que puede animar a la acción con temas del día a día que nos incumben a todos.

 

 

Muros insolentes. El espíritu de destrucción

santiago

La fachada de la Catedral de Santiago de Compostela amaneció esta primavera con un agresivo letrero. El ataque es mayor por la ofensa al patrimonio que por el contenido de la oración. No todas las paredes son lugares para estampar proclamas. La portada de la iglesia de San Esteban de Zamora (foto) luce en su cara tatuajes constantes que dañan piedra y madera. No hay respeto por la historia: se trata de actos incívicos que hieren la belleza del arte.

 

Cómo trabajar mejor. La vida en 10 frases

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Los suecos Peter Fischli y David Weis cuestionan con su mirada artística temas aparentemente triviales. Hace treinta años, colgado en el tablón de anuncios de una fábrica de cerámica de Tailandia, encontraron un decálogo con recomendaciones: «Cómo trabajar mejor». Esos diez consejos se leen ahora en fachadas de Zurich y Nueva York, en la reproducción de Fischli y Weis, una guía práctica y sencilla, no solo para el ámbito laboral, cuyas pautas invitan a la reflexión y que, aplicadas a la vida, harían del mundo un lugar más amable, sin duda.

 

 

Este reportaje sobre el lenguaje visual es uno de los contenidos del número 4 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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