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16 Sep 2019
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Español

Más de 6.000 voces muestran la influencia del francés en el lenguaje científico

EFE

Es el idioma que más ha influido en la configuración del lenguaje científico actual en castellano, además de su preponderancia en ámbitos artísticos, gastronómicos o geográficos

Un estudio elaborado por el filólogo Recaredo Agulló a partir de la localización de 6.300 voces muestra que el francés es el idioma que más ha influido en la configuración del lenguaje científico actual en castellano, además de su preponderancia en ámbitos artísticos, gastronómicos o geográficos.

El trabajo ha sido publicado en soporte digital por el Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española-Fundación San Millán de la Cogolla bajo el título Repertorio de galicismos: de la Revolución Francesa al Airbus.

El investigador valenciano ha trabajado durante más de quince años en la recopilación de términos, desde 2003 hasta el momento de la conclusión de su proyecto.

Agulló considera que la principal influencia sobre el castellano en los últimos sesenta años proviene del inglés, pero añade que con anterioridad fue el francés el idioma que más palabras y conceptos incorporó al castellano.

«La influencia de Estados Unidos y, en consecuencia, de su idioma desde los años cincuenta del siglo pasado es muy importante a partir de las series de televisión y la incorporación de muchos aspectos de su cultura, pero hasta entonces había sido Francia la que nos hizo llegar su cultura y su vocabulario», afirma.

En el preámbulo de su trabajo, Agulló señala que la influencia del francés en los siglos XVIII, XIX y primera mitad del XX «fue enorme», en especial en el ámbito científico, ya que los principales tratados de física, química, botánica, matemáticas o medicina fueron traducciones de ese idioma e, incluso, los términos clásicos procedentes del latín y el griego llegaron filtrados desde Francia.

Es el caso de términos como anhídrido, aerosol, amperio, antibiótico, oxígeno o nitrógeno, así como el de casi todos los procedentes del mundo del automovilismo.

Respecto a la geografía, los nombres de algunas ciudades también han llegado al español desde el francés. Es el caso de Amberes, Londres, Turín, Milán, Florencia, Brujas o Moscú, mientras que la gastronomía también está presente en su trabajo con palabras como chef, paté, foie-gras, champagne y aniset.

Agulló explica que ha escogido el año 1789 como punto de partida de su trabajo porque es la fecha de la Revolución Francesa, un hecho clave «que aceleró el ritmo de la historia en todos los órdenes».

Por ello también alude a la política, al constatar la procedencia francesa de muchas expresiones surgidas en aquella etapa como derecha, centro, izquierda, asamblea, democracia, comunismo o primera y segunda vuelta.

A su vez, Agulló afirma que algunas voces están tan aclimatadas a la ortografía y la fonética española que, en ocasiones, es difícil percibirlas como galicismos: desde avión y garaje hasta hotel, ballet o blusa.

Precisamente, respecto al mundo de la moda y la vestimenta, añade, junto a blusa, pantalón, chaqueta, bikini, chic, cardigan, echarpe o anorak y en el ámbito de los productos de belleza, el agua de colonia, de lavanda o de toilette.

Esta influencia se ha proyectado tanto en España como en los países hispanohablantes de América, que siempre han tenido la cultura francesa como referente.

Al respecto recuerda la tendencia de intelectuales, artistas, políticos y escritores a elegir Francia para su exilio o permanencia en Europa.

Así lo hicieron Rubén Darío, Pablo Neruda, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Julio Cortázar o Mario Vargas Llosa, al tiempo que españoles importantes como Antonio Machado, Pablo Picasso o Manuel Azaña están enterrados en Francia.

En la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, la influencia francesa fue especialmente notable en escritores españoles como Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas «Clarín», Juan Valera, Luis Coloma o Vicente Blasco Ibáñez.

Agulló, que en 2003 ya había publicado un Diccionario de Términos Deportivos, afirma que toda está investigación es consecuencia de su «pasión por las palabras».