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07 May 2020
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Entrevista

Gretchen McCulloch: «Los cambios del idioma no son para preocuparse»

Elena Álvarez Mellado/Antonio Martín

La lingüista canadiense, autora de 'Because Internet', no cree que Internet esté empobreciendo la lengua sino lo contrario: está convencida de que la red nos está haciendo escribir mejor

Autora de ‘Because Internet. Understanding the New Rules of Language‘ (2019) (Porque Internet. Entendiendo las nuevas reglas de la lengua), la lingüista canadiense Gretchen McCulloch no cree que Internet esté empobreciendo la lengua sino lo contrario: está convencida de que la red nos está haciendo escribir mejor.

¿Qué le hizo interesarte por la lingüística?
Cuando tenía unos 12 años, me topé con un libro sobre divulgación lingüística que en absoluto trataba Internet sino de lingüística en general. Miré en un estante al azar, lo hojeé y me pareció interesante. Vi de qué forma podía profundizar en este tema y a la hora de proseguir mis estudios me planteé solicitar plaza solo en universidades que tuvieran algún tipo de programa sobre lingüística, porque sabía que ese era el perfil que quería para mí. Al no ser una especialista tuve que buscar recursos para desarrollar los temas que más me interesaban.

Se define como una «lingüista de Internet». ¿Qué es y qué hace un «lingüista de Internet»?
Hay dos cosas a las que me refiero cuando me presento como lingüista de Internet. Una es que analizo la lengua de Internet, en un sentido académico. Y la otra es que también soy un lingüista que trabaja en Internet. Así que empecé a desarrollar esta lingüística «divulgativa» a través de mi blog, mi podcast, redes sociales… Produzco cosas que interactúan con la gente de Internet. El análisis académico es muy interesante y me encanta que haya especialistas que se dediquen a ello, así puedo citarles, lo que me permite hacer todos los estudios o análisis que necesito. A la vez estoy muy interesada en divulgar la lingüística para un público general. Por todo esto creo que ser «lingüista de Internet» es un nombre adecuado que puede reunir tanto la lingüística de Internet (teórica), como la lingüística para Internet (práctica).
Creo que, como muchos lingüistas, tengo dificultades para desconectar esa parte del cerebro propia de una lingüista. Me paso mucho tiempo en Internet, así que cuando veo cosas interesantes que la gente hace con el idioma en Internet, no puedo dejar de analizarlas.

El propósito principal del libro es explicar que la lengua de Internet no está empobreciendo el idioma.
Si, es algo que tengo que hacer periódicamente.

¿Qué le diría a esas personas que afirman que la lengua de Internet está arruinando el idioma y la gramática? Ha escrito un libro entero sobre el tema, pero si puede resumir la idea un poco…
Creo que es fácil proyectar nuestra ansiedad sobre el futuro, o sobre los cambios, o sobre la sociedad, o los jóvenes de hoy en día; sobre la forma en que la gente usa la lengua, pero en realidad, los idiomas siempre están cambiando y eso es porque el lenguaje vive en la mente de los seres humanos, y los seres humanos están vivos. Creo que el toque humano es lo que hace modificarlo. La forma en que hablamos ahora no es la misma —en inglés, en español o en cualquier otro idioma— que la de hace 100 años o 500 años, y no será la forma en que la gente hable, ni siquiera en los mismos idiomas, dentro de otros 500 años, porque siempre estamos en este estado de cambio. Puede ser un alivio darse cuenta de que no tienes que agobiarte ni disgustarte porque el idioma cambie. Hay muchas cosas de las que preocuparte en este mundo: los cambios en el idioma no es una de ellas. Está bien que el lenguaje cambie y, de hecho, puede ser muy emocionante. Es una muestra de madurez que sea flexible y fuerte, que puede absorber todas las influencias interesantes y salir tan robusto y flexible como lo ha sido siempre.

¿Because Internet se dirige a aquellos que ya utilizan la lengua de Internet o quizá estaba pensando más en aquellos que no la están usando, y que se sienten, tal vez, perdidos porque no entienden este nuevo código?
Decidí ponerme las cosas difíciles. Cuando escribía Because Internet intenté llegar a ambos públicos. Ha sido muy gratificante para mí recibir el feedback de los lectores. Por una parte, escuchaba a las personas que pasan mucho tiempo en Internet. Estas son las que me decían que por fin habían encontrado a alguien que había entendido Internet y que había escrito sobre su lenguaje. Y por otra parte, gente que me decía: «Mira, yo no paso mucho tiempo en Internet. Me sorprende y alivia descubrir que entiendo este libro». Así que espero haber cumplido con la difícil tarea de interesar a ambas audiencias. Y siento que lo he conseguido.

¿Cree que la lengua de Internet puede ayudarnos a entender mejor el lenguaje en general? ¿Qué podemos aprender al estudiar esa lengua?
A menudo hacemos una especie de dicotomía simplista entre hablar y escribir; pensamos que hablar es utilizar un lenguaje informal, como en una conversación. Ya sabes, relajarse… ese tipo de cosas. Y pensamos que escribir es la variedad formal. Lo que la lengua de Internet puede ilustrar es que hay múltiples dimensiones en juego. El discurso también puede tener una variedad formal y lo ha hecho siempre. Y así ha sido desde los primeros registros de la historia. Si se piensa en algunos de los textos más antiguos que se han escrito —poemas como La Ilíada, La Odisea, ese tipo de poemas épicos—, son en realidad versiones escritas de relatos recitados. Los antiguos griegos no andaban por ahí hablando entre sí en hexámetros dactílicos o lo que sea. Probablemente se hablaran entre ellos en su jerga habitual. No sé exactamente cómo hablaban, no está documentado, pero estoy bastante segura de que no empleaban los metros de moda del momento. Para utilizar un estilo formal, tenías que ser un bardo o un poeta, y no todo el mundo lo era. Así, algunas de las primeras cosas que se escribieron se hicieron en lengua formal. Incluso hoy en día hay muchas variedades de discurso formal. Tienes a la gente de la radio, actores, gente que da discursos, etc. De alguna manera, olvidamos de qué estamos hablando porque hay muchas variedades de discurso y esto nos puede ayudar a pensar con más claridad sobre lo que está pasando cuando se trata de escribir en Internet. Porque hay un toma y daca cuando escribes en Internet. Es una tarea a la que hay que enfrentarse. En una conversación pueden hacerse cosas que resultan imposibles de reproducir en un libro o en un periódico. Así como en el habla pueden existir múltiples géneros, también en la escritura. Ya sabes: esta idea de que toda escritura formal es solo una especie de la versión inferior de un libro, y que todo lo aplicable a un libro tiene que ser un libro. Pues no es cierto: cuando alguien escribe y envía mensajes de texto no creo que quiera escribir un libro. Puedes adaptar tu escritura según con quién estés hablando y su contexto; esa idea simplista entre versión escrita y oral es más compleja de lo que parece.

En Because Internet menciona Shady Characters, de Keith Houston. Aquí se explica que la expansión del cristianismo en Europa durante la Edad Media provocó una explosión textual —se estaba escribiendo sobre la religión y Dios más que nunca—, lo que generó una gran cantidad de puntuación y nuevos signos; y esto llevó a un nuevo tipo de necesidades gráficas, por lo que llegamos a los símbolos tipográficos actuales… ¿Cree que en Internet estamos siendo testigos de algo similar ya que ahora se escribe más que nunca y en formas que no se había escrito antes, lo que lleva a la creación de nuevas convenciones lingüísticas o innovaciones como emojis o gifs?
Sí, creo que estamos viendo un gran aumento respecto a lo que antes se escribía. Si volvemos a la referencia de la Edad Media, la mayoría de la gente era analfabeta. El hecho de que en la actualidad en los países ricos todas las personas mayores de cierta edad sepan leer y escribir es un invento bastante reciente. Pero si piensas en hace cincuenta años, quienes terminaban la enseñanza primaria no solían escribir mucho, no necesitaban escribir. Si a alguien le consideraban «escritor» era porque llevaba una agenda o tenía un diario. Podían intercambiar cartas con conocidos, pero en el momento en el que el teléfono se hizo popular ya no hacía falta intercambiar muchas cartas; podías llamar por teléfono o enviar cartas un par de veces al mes, no de forma regular. Pero hoy no puedes, ni siquiera, organizar una fiesta de cumpleaños sin enviar algunos mensajes de texto. Vas a escribir en todo momento y lo vas a hacer en un estilo conversacional, con gente que conoces, o al menos tienes alguna idea de quién está al otro lado. Si escribes en los medios sociales, tienes alguna idea de con quién estás hablando. Ya no se escribe solo con propósitos académicos o por temas relacionados con el negocio: estás escribiendo porque es una manera de comunicarte con la gente que te interesa y te relacionas.

Uno de los propósitos del libro es fomentar la comunicación sobre el uso lingüístico entre generaciones. ¿Por qué cree que esto es importante? ¿Cómo espera que esto ocurra?
Sí. Una de las cosas de las que me di cuenta cuando escribía Because Internet es que ahora tenemos pánico sobre cómo usamos nuestra conversación. Se están transmitiendo nuevas soluciones sutiles sobre el tono de voz o de expresión, cosas como el sarcasmo, como la ironía o el doble sentido. La frustración que noté por parte de los más jóvenes en Internet fue que percibían que las personas mayores jamás serían capaces de entenderlos completamente porque no entienden cierto tipo de ironía o porque estaban transmitiendo inadvertidamente cierta comportamiento agresivo-pasivo, que probablemente ni tan siquiera existía. No quiero decir que todo el mundo tenga que hablar como una persona joven o como una mayor, pero creo que hay más diferencias online de las que parece, y que distintas personas pueden tener distintas intenciones. Por esto te viene bien saber cómo interpretar mensajes, para no tomarlos como pasivo-agresivos, fruto de la pereza, demasiado informales o groseros cuando tal vez no lo sean. Simplemente, la gente más joven está probando algo diferente. Así que, lo que estoy tratando es de animar a la gente que lee Because Internet a que se acerque a estas conversaciones con curiosidad, antes de juzgar. Porque creo que si ves algo que no entiendes del todo, o que inmediatamente te da una impresión negativa de otra persona, valora si es mejor preguntar antes qué significa. O trata de considerar que tal vez tenga buenas intenciones, pero que sin darte cuenta, seas tú quien podría malinterpretarlo. Hay muchas maneras de ser grosero y mostrar tu enfado de forma deliberada y obvia, ¿sabes? [risas]. Si alguien te menosprecia y te insulta abiertamente, tienes mi permiso para creer que quiere ser grosero. Pero si alguien está usando un punto, o una coma de forma diferente a como lo harías tú, probablemente no esté tratando de molestarte.

¿Debería existir una especie de reflexión colectiva sobre lo que es un registro lingüístico?
Exactamente. Está bien que diferentes grupos de personas puedan hablar de manera diferente. No es necesario que uno tenga razón. Por lo menos, espero concienciar sobre algunas de las áreas en las que la gente puede ahondar, y entender a los que tienen un sistema de convenciones diferente.

¿Cree que este nuevo lenguaje de Internet, que estamos creando colectivamente, finalmente se convertirá en registro formal y que veremos estas características de la lengua de Internet dar el salto a las novelas, por ejemplo?
Algunos elementos probablemente llegarán a la novela, especialmente los diálogos, siempre que quieras que un diálogo suene real y sin formalidades. A veces algo empieza pareciendo informal, pero gradualmente pasa a formar parte de los registros formales. Por ejemplo, en inglés ha habido un declive gradual de las comas. La gente las usa menos, al menos desde hace unos 200 años. Y continúa. Y no es un fenómeno exclusivo de Internet. No sé si también sucede en español.
Por ejemplo: si lees a Jane Austen desde una perspectiva moderna, ves que usa un montón de comas. En aquella época se utilizaban mucho más que ahora. Si te diriges a alguien por su nombre, lo separas del resto de la oración con comas. Así que si digo: «Hola, Elena, buenos días», «Elena, me gustaría verte». Pondría tu nombre entre comas; pero en Internet eso no ocurre. Es parte de una tendencia más amplia de usar menos comas, no exclusiva de Internet. Otro ejemplo que he encontrado en las redes sociales: aunque mi español es muy limitado, en el colegio me enseñaron que en español los signos de exclamación y de interrogación se usan al principio y al final de la frase, pero he visto que muchos hispanohablantes en las redes sociales no lo hacen.

Es cierto. En Internet o en mensajes informales nadie las usa al comienzo de la frase. Se considera que se está intentando ser muy formal.
Parece muy forzado, ¿verdad?

Sí. Supongo que cada uno tendrá opiniones diferentes dependiendo, probablemente, de la edad y de si eres un usuario habitual de Internet. Sí, es algo que está desapareciendo.
Sí… es probable que en un par de siglos los medios lo hayan abandonado. Por otro lado, hay algo curioso respecto al signo de exclamación. Aunque es muy antiguo, no encuentras muchos ejemplos de signos de exclamación en la escritura formal. Si escribes un trabajo académico y pones signos de exclamación van a pensar que no eres un académico muy serio. Por muy positivo que sea tu descubrimiento no vas a escribir: «¡He descubierto como curar el cáncer!».
Incluso podrías salirte con la tuya, si va en el título, o estás citando un ejemplo, pero me sorprendería ver un trabajo de investigación que tenga un solo signo de exclamación. Y no es porque esos signos sean intrínsecamente malos o porque sean un fenómeno de Internet, ¿verdad?, sino porque usarlos indica cierta actitud por parte del escritor con respecto a lo que se está diciendo, en el caso de que el escritor no lo haya explicado o quiera explicarlo o gritarlo. Eso no es algo que convencionalmente sirva para hacer trabajo académico. Ni siquiera tras usarlos durante siglos se encuentran en textos académicos. Me parece más que improbable que llegues a ver un emoji en un artículo académico, salvo en un ejemplo o en datos.
Y esto se debe a que es una convención del trabajo académico: eliminar las emociones en un montón de niveles. No tienes marcas de información. No vas a decir: «¡Eh, nos alegra anunciar que hemos encontrado la cura para el cáncer!». Hay que decir: «Esta es una evolución significativa que tiene ramificaciones importantes para muchos pacientes con cáncer».
Una de las ideas que hace que la comunicación por Internet sea distintiva es que es un género informal. Por eso da prioridad a la expresión de las emociones, y quien escribe trata de transmitirlas al lector. Sin embargo, en un registro formal no es una prioridad transmitir emociones.
Cuando un locutor de una emisora está dando las noticias, su rango emocional está entre alegre y sobrio. No creo que te guste oír a alguien en la radio riendo mientras lee las noticias. Ni se ve a nadie en la televisión llorando mientras da las noticias, aunque sean muy tristes. Tienen que parecer serios. Estos profesionales no pueden permitirse estos extremos emocionales porque en el género formal, la convención es mantener las emociones al margen. Y a veces, cuando transgreden este límite y se ríen se convierten en un meme viral.

Y ya que hablamos de emojis, nos gustaría conocer su opinión sobre ellos. Dice que no son un idioma, aunque hay gente que piensa que son un idioma universal.
El emoji es lo mismo que un gesto. Cómo encajamos nuestros gestos en el discurso se parece mucho a cómo usamos emojis, emoticonos, gifs y pegatinas. El emoji se suele usar junto a las palabras, sin reemplazarlas —también se envía un solo un emoji, pero como respuesta a un mensaje previo—. Hace unos años, cuando el emoji despuntaba, dediqué tiempo a estudiar si existía alguna prueba de que se estaban escribiendo historias con emojis, pero no, la gente no hace eso. Y si lo hace, es un juego; no para transmitir información.
Piensa en el juego de adivinar películas mediante gestos. Es divertido porque lo hacemos como un juego. Pero cuando quieres opinar de una película, dices su título, no lo haces gesticulando. Si alguien trata de contar la trama de la película en emoji, está jugando. El uso más normal del emoji es una especie de suplemento a lo que se está diciendo. Algunos son una representación literal de gestos: el guiño, la carcajada. Son expresiones faciales.
Y no todo el mundo está de acuerdo con lo que significa cada emoji. Incluso si estuvieras tratando de usarlo lingüísticamente, no todo el mundo lo entendería: no funcionan universalmente. Por ejemplo, en inglés ha habido desacuerdo sobre el emoji de las dos manos con las palmas juntas con mangas azules.

También en español. Algunos piensan que se refiere a rezar; otros, que se juntan dos manos de personas diferentes.
Sí, unos piensan que es una oración; otros, que es un «choca esos cinco». Tal vez, originalmente en japonés significa «gracias», porque unen las palmas cuando uno se inclina ante alguien. Es un gesto que no sabes qué quiere decir con claridad. Las imágenes tienen esta potencialidad para ser ambiguas. Si estás expuesta a la globalización, puedes reconocer lo que significa un símbolo, pero, en última instancia, sigue siendo un símbolo arbitrario. El símbolo del corazón no tiene por qué representar el amor o el afecto: no hay nada intrínseco en la imagen. Puede que haya personas cuya cultura no reconozca al corazón como sinónimo de amor. Y tal vez dentro de varios siglos ya no se use. Esa es una asociación arbitraria de la gente, pero no es universal: la habrás aprendido en algún momento de tu infancia.

Hace un par de semanas vimos que Facebook e Instagram estaban usando ciertos emojis —como la berenjena y el melocotón— para detectar y marcar ciertos mensajes como sexuales. ¿Sería una prueba de que «melocotón» y «berenjena» se identifican como gestos sexuales hasta el punto de que le sirve a Facebook para censurar mensajes?
No sabía que Facebook estaba usándolos para detectar mensajes explícitos, pero lo deseable sería que si la gente no puede usar ese emoji, que se cambie a otro. Pueden usar un pepino o una mazorca de maíz. No sé. El caso es que los humanos somos muy creativos.

Mientras leía su libro, pensaba en cómo nos verán en el futuro. Al comunicarnos por Internet estamos dejando mucha información sobre nosotros, sobre la cultura, sobre la vida diaria. Ya no solo tienes el artículo del periódico, ahora también tienes la discusión y los comentarios, una información muy valiosa desde el punto de vista histórico: nunca antes habíamos dejado semejante cantidad de datos a través de conversaciones informales escritas en dialecto de Internet. ¿Cree que este dialecto debería conservarse con propósitos históricos, de forma que los humanos del futuro puedan acceder y entender lo que se decía en Twitter en 2019, por ejemplo?
Una pregunta interesante. Pero no sé: por un lado, el tipo de chismes que aparecen en Twitter suele ser un tipo de jerga. Un meme puede ser popular durante un par de meses, y luego desaparece. Lo que hace que estas jergas tengan interés es que desaparecen
rápidamente. Es muy interesante lo que se está haciendo: estas cosas se graban y se catalogan. Hay nuevas palabras que aparecen en sitios como Urban Dictionary que permiten a los usuarios añadir más información con la esperanza de que también les sea útil a otros lectores. Al final aparecerán en el libro de historia. Inevitablemente algunas de estas cosas se quedarán obsoletas, no todo va a permanecer. Los cambios van y vienen. Es como cuando lees Don Quijote en la actualidad: hay que andar buscando el significado de muchas palabras porque ya no se usa ese vocabulario.
Creo que en un par de siglos se estudiarán los memes en los libros de historia del mismo modo que hacemos ahora cuando tratamos de entender una caricatura política de hace cien años, con políticos prominentes de entonces de los que no tienes ninguna referencia. Te haría falta su contexto semiótico: este animal está representando tal cosa, y esta persona, tal otra. Ya no tienes el
contexto político y social de la época. Por eso, dentro de cien años, para entender los memes de hoy, necesitarán estudiar también nuestro contexto histórico, aunque ahora a nosotros nos parezca una tontería.

¿Quién cree que debería hacer esta preservación de memes o de dialectos de Internet?
Ya hay un archivo de algunos de los primeros memes que se conservan en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Están archivados bajo el epígrafe «folklore». Allí hay cuentos de hadas, mitos, leyendas, o leyendas urbanas y esas cadenas de correo: «Si reenvías este correo electrónico, Bill Gates donará diez centavos para la cura del cáncer» y cosas de este tipo. Hay un montón de especialistas que potencialmente pueden estudiarlas: folcloristas, sociólogos o arqueólogos. Y, por supuesto, hay espacio para que los lingüistas se dediquen a los aspectos lingüísticos. No todo en la cultura de Internet es lenguaje. Es multidisciplinar. Creo que hay cosas que están cambiando. Existía esta idea de que Internet no es real y que no vale la pena estudiarlo, pero si ahora quieres estudiar la cultura popular, o los medios de comunicación populares, Internet es sin duda una parte esencial.

Antes mencionaba que cada idioma tiene sus propios usos para sus emojis, entendidos como gestos. Cuando estás aprendiendo otro idioma te das cuenta de que el gesto y el lenguaje corporal cambia en cada idioma… Los gestos en italiano no son los mismos que en español. ¿Cree que esta variedad también se refleja en la lengua de Internet: que la puntuación, el uso de emojis, gifs, depende del idioma? ¿O, en realidad, la lengua de Internet y sus gestos es mucho más común, independientemente del idioma del usuario?
Creo que ambas cosas pueden ser ciertas, especialmente porque Internet está dominado por el inglés. Si eres angloparlante, es bastante fácil permanecer en tu burbuja inglesa; pero cuando eres hablante de otro idioma, tu burbuja va a sufrir la influencia del inglés en el contexto de Internet. Para que un emoji cruce la barrera lingüística tiene que haberse utilizado previamente en el idioma receptor. Este es el tipo de cosas que pueden pasar más fácilmente de un idioma a otro porque no es un elemento realmente lingüístico.
Hay gestos que no tienen necesariamente los mismos límites geográficos que el idioma correspondiente. Un ejemplo es el levantar el dedo corazón. Este gesto se encuentra en todas las lenguas europeas. Y es muy antiguo; los romanos ya levantaban el dedo corazón. Se llamaba «digitus impudicus». Hubo un tiempo en que se interpretaba como un símbolo contra el mal de ojo. Y así, el dedo medio se encuentra en muchas culturas europeas y no coincide necesariamente los límites geográficos. Hay otros gestos que, incluso en el mismo idioma, no se usan en todos los lugares donde se habla. ¿Existe en español este gesto que se usa en francés extendiendo un brazo con la palma hacia arriba bajando otro brazo sobre la parte superior del brazo a la vez que empujas hacia arriba con el primero? Es muy grosero.

Sí, lo tenemos.
[risas] Creo que también lo hay en portugués. En francés se llama «le bras d’honneur» y también la «bofetada ibérica», lo que me hace pensar que también lo hay en español y portugués. ¿Cómo se llama en español?

«Corte de mangas». Es como si estuvieras cortando las mangas.
«Corte de mangas». No lo tenemos en inglés. Un angloparlante no lo identificaría. Algunos gestos son positivos como, en inglés, el «pulgar hacia arriba». También se remonta a los romanos. Pero en algunos otros países resulta muy grosero. En Oriente próximo y en el Sudeste asiático los pulgares hacia arriba pueden significar «que te den». Pero en las áreas urbanas de estas regiones se está empezando a perder ese significado grosero, porque allí es donde la gente tiene acceso a Internet y los asocia al botón de Facebook; pero quienes viven en las áreas rurales, sin acceso a la red, todavía lo interpretan como un gesto muy rudo. No sé si los de Facebook tuvieron en cuenta que en estos países se interpretaría como una grosería o simplemente no les importó porque son una gran empresa multinacional.
También tenemos otro gesto grosero interesante. La señal de victoria, la uve con dos dedos. Si en un partido de béisbol en Boston haces el signo de la «V» al revés, poniendo la palma de la mano hacia ti, nadie se va a ofender; pero para los también angloparlantes de Reino Unido y Australia resulta extremadamente grosero, tanto como mostrar el dedo corazón. Aquí, si la palma está hacia adelante, sigue siendo un signo de victoria. Un mismo gesto, entre hablantes del mismo idioma tiene distintas interpretaciones. Así que los gestos no siempre tienen correlación con los idiomas. Pueden cubrir un territorio mayor que el del idioma o solo una parte.

¿Cree que los sistemas de traducción automática tendrán que detectar todos estos matices de la lengua de Internet: puntuación, emojis, gifs, etc.?
Espero que los que trabajan en la traducción automática estén ya pensando en esto. Por poner un ejemplo —algo que se usa en la mayoría de los idiomas que usan un alfabeto—: si repites una letra, indicas que la estás enfatizando. Si dices algo como, «Sssssí» con muchas eses o muchas íes o algo así, estás enfatizando. Pero cuando lo vuelcas en un traductor automático, lo suele corregir y elimina todas esas letras repetidas y usa la forma estándar. Hace poco estaba leyendo algo, creo que en holandés o alemán, y aparecía «ja» («sí»). Quien lo había escrito había usado varias aes, «jaaa». Lo pasé por el traductor y lo tradujo como «sí». No transmitía esa capa extra de emoción, y si no hubiese revisado la versión original, con todas sus aes, no habría tenido la interpretación original.

Antes mencionaba que Internet es muy anglocéntrico, que el dialecto inglés de Internet es, de lejos, el más influyente. Así, cualquier meme que se haga popular en la variante inglesa de Internet probablemente pasará a la comunidad de Internet de habla hispana, pero esto no sucede al revés. ¿Cree que este Internet que tenemos, tan anglosajón, es una amenaza para otros idiomas o limita de alguna manera la diversidad lingüística? ¿Debemos proteger a las comunidades lingüísticas en Internet?
Sí, es como si estuviésemos pisoteando todo y no percibiéramos los otros idiomas. Algo positivo que puedo decir es que ahora Internet está menos dominado por el inglés que cuando empezó. En los años noventa, se estimaba que el inglés se usaba en el 90% de los casos; ahora está en torno al 50%, creo. Todavía hay mucho desequilibrio. Es muy positivo que haya versiones locales de Wikipedia, en múltiples idiomas. Favorece que se consulte en muchas lenguas maternas. No sólo en español, que al fin y al cabo es una de las lenguas grandes, sino también en las más pequeñas, lenguas indígenas o minoritarias. Existen alrededor de siete mil idiomas en el mundo, pero solo unas trescientas tienen Wikipedia. El español, el árabe o el chino son idiomas bastante grandes y difundidos, pero luego están los idiomas más pequeños. ¿Se usa el islandés en Internet? ¿Habla la gente en quechua en Internet? La cuestión es qué tipo de recursos existen en estos idiomas. Si no los tienen, recurrirán al inglés o al español. Sí, es una buena pregunta para la que no tengo una solución. Por un lado, no puedes impedir a la gente que hable en inglés si eso es lo que quiere. Pero es útil para las instituciones, como gobiernos u otras organizaciones, que promuevan la creación de recursos en otros idiomas para los que no quieran usar el inglés cuando entran en Internet.

Dedica mucho tiempo a hablar y escribir sobre lingüística para un público no especializado. Tiene el podcast Linguthiasm, escribe para Wired, tiene el blog «All thing linguistics». ¿Por qué cree que es importante la difusión lingüística?
El lenguaje es similar a la comida. La usas todos los días, la experimentas todos los días y probablemente no puedas sobrevivir sin ella. No sé si se puede tener una sociedad sin un idioma siendo como somos, humanos. No tenemos que hablar de la lingüística en términos de análisis de un sistema. Todos tenemos una serie de convenciones que asumimos en casa o en los estudios. Pero no pensamos en lo que puede resultar curioso sobre el lenguaje, lo que nos puede entusiasmar del lenguaje. Habría que acercarse al lenguaje con una actitud relajada y curiosa en lugar de sentir la necesidad de enfadarse por el lenguaje. Me entusiasma promover esta idea de que puedes analizar el lenguaje per se: hay mucho que curiosear en lingüística y que no tiene por qué ser solamente dar consejos sobre el uso de la lengua. La lingüística es un campo abierto, muy grande y disponible para todo el mundo… y creo que la gente se emociona mucho cuando lo descubre.

Transcripción y traducción, Luis Martín.

Una lingüista mira Internet

‘Because Internet. Understanding the New Rules of Language’
Autor Gretchen McCulloch
Editorial Riverhead Books
Páginas 336

La lengua de Internet tiene mala fama. En el imaginario colectivo en general y en el de los hablantes más apocalípticos en particular, la forma en la que nos expresamos en Internet se ha convertido en el ejemplo por excelencia de la supuesta degeneración lingüística en la que vivimos inmersos. El uso heterodoxo de la puntuación, la proliferación de memes y emojis, el minusculismo rampante, el relajo en las convenciones ortográficas…: los hablantes más conservadores (y los académicos más carcas) encuentran en la lengua de Internet la confirmación definitiva a sus sospechas de que nos estamos cargando el idioma. La lingüista canadiense Gretchen McCulloch no cree, sin embargo, que Internet esté empobreciendo la lengua; al contrario, McCulloch está convencida de que Internet nos está haciendo escribir mejor.

Gretchen McCulloch lleva años acercando la belleza de la lengua y el disfrute por la Lingüística al público general. McCulloch es una todoterreno de la divulgación lingüística en lengua inglesa: escribe el blog All Things Linguistics, publica una columna sobre Lingüística en The Wired y mantiene junto a la investigadora Lauren Gawne Lingthusiasm, un podcast en el que se explican nociones de Lingüística para todos los públicos. Hace unos meses que ha publicado Because Internet. Understanding the New Rules of Language (Porque Internet. Entendiendo las nuevas reglas de la lengua), un libro en el que describe y explica los fenómenos lingüísticos de Internet.

En Because Internet, McCulloch se acerca a la lengua de las redes, pero no para censurarla ni para corregirla, sino para observarla y entenderla. Frente a la mirada sancionadora a la que estamos acostumbrados, McCulloch propone acercarse a la lengua de Internet desde la fascinación y la curiosidad científica de entender por qué los hablantes escriben en Internet como lo hacen, entendiendo que la manera en que los hablantes se expresan en Internet (por heterodoxa que nos parezca) no es casual, sino que alberga una intención comunicativa consciente. Y es que las transgresiones lingüísticas que caracterizan la lengua de Internet no son fruto del azar. Los usos poco tradicionales de la lengua de Internet esconden en realidad, explica McCulloch, un sofisticado código compartido que permite a los internautas transmitir a través de la escritura matices como el tono de voz, la gestualidad o la actitud del hablante respecto a lo que está diciendo; sutilezas expresivas que son fundamentales a la hora de interpretar correctamente el mensaje y que habitualmente resultan evidentes en la comunicación oral, pero que no son fáciles de transmitir de forma escrita. Bajo esta premisa, McCulloch hace un recorrido por los fenómenos comunicativos que caracterizan la escritura en Internet (los emojis, la puntuación, los memes…) y por cómo las diferentes hornadas de internautas han ido construyendo colectivamente ese código compartido. Lo que a ojos de un purista podría parecer ignorancia, pereza o descuido esconde en realidad un sofisticado sistema que trasluce una elaborada competencia lingüística por parte de los hablantes.

En Because Internet están los rasgos que caracterizan toda la actividad divulgadora de Gretchen McCulloch: una tremenda solidez en las exposiciones lingüísticas, una habilidad comunicativa capaz de hacer amena y accesible cualquier explicación técnica y un amor contagioso por aquello que divulga. Bajo una apariencia fresca y desenfadada, Because Internet esconde una clase magistral de Lingüística y un inmenso trabajo de campo en el que la lengua de Internet es el punto de partida para hacer divulgación lingüística de primer nivel.

 

Esta entrevista es uno de los contenidos del número 6 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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