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05 Ago 2022
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Literatura

Érase una vez… (o no)

Fría Aguilar

¿Se esconden en los cuentos contenidos suavizados que no coinciden con la idea que el autor tenía en mente al escribirlos? ¿Las historias estaban dirigidas a un público infantil?

Nadie sabe lo que había en la mente de los primeros contadores de historias cuando de su boca iban saliendo palabras improvisadas para crear un relato fascinante, ni siquiera si iban dirigidas a niños. Nadie sabe si su fin era entretener, asustar o hacer llegar una enseñanza según la moral de la época. Y tampoco se sabe si se inspiraban en personajes reales, en su propia vida, o si eran producto de su desatada inspiración.

Pero son los recopiladores de cuentos más conocidos, como Basile, Charles Perrault o los hermanos Grimm, los que, según el interés comercial de sus editoriales o las tendencias del momento, modificaron los detalles tradicionales para adaptarlos a un lector infantil que con el avance de los tiempos se iba volviendo más vulnerable. Después, Disney y el gran poder de distribución de sus producciones cinematográficas fijaron en nuestra mente unas historias románticas, dulces y heroicas que de ninguna manera se idearon así en su inicio.

Pero culpemos en primer lugar a los hermanos Grimm. Lejos de lo que pudiera parecer, eran dos hombres más bien aburridos que simplemente intentaban recopilar las tradiciones alemanas a través de sus historias populares. A la vez, trabajaban en un diccionario germano. Ni eran aventureros ni imaginativos. Ellos solo tomaban nota, sobre todo de mujeres, que eran quienes mantenían y transmitían los relatos en los pueblos, a veces también interviniendo con pequeños cambios según su conveniencia.

Aquellos cuentos enseñaban las ‘cosas de la vida’ de una manera más bien brusca. No había madrastras, las madres mandaban matar a hijos sin problema, pero con el tiempo se consideró más adecuado mantener la imagen maternal intocable. Las escenas eran también espeluznantes. Una de las hermanastras de Cenicienta se corta el talón para que el zapatito de cristal le entre, la otra lo intenta haciendo lo mismo con un dedo, y el príncipe descubrirá el engaño por el reguero de sangre que dejan sus heridas en el brillante suelo. Rapunzel se queda embarazada del príncipe y da a luz sola en el desierto. Caperucita Roja es invitada por la abuela a desnudarse y meterse en la cama, y quien la espera es el lobo disfrazado que la ‘devora’. La madrastra de Blancanieves es castigada haciéndola bailar con unos zapatos de hierro al rojo vivo hasta morir de dolor.

En ningún momento los hermanos Grimm pensaron en su colección como algo dirigido a niños, pero cuando se dan cuenta de que estos cuentos se están empezando a popularizar entre los pequeños de la casa deciden realizar una nueva edición suavizando los contenidos sangrientos o sexuales.

Las grandes historias con sus versiones para el cine, o a través de la promoción editorial, se han vendido muchas veces con un fin mucho más infantil del que su autor tenía en mente al escribir. Algunos porque sus propios traumas se reflejaban en sus obras, como le ocurrió a Lewis Carrol con Alicia en el País de las Maravillas; otros porque utilizaron obras aparentemente inocentes para censurar situaciones políticas o sociales que les inquietaban, como es el caso de Lyman Frank Baum en El Mago de Oz.

Los escritores no están libres de las influencias de los momentos bélicos que se viven, como le ocurrió a Saint-Exupéry con El principito. No están libres de ser influenciados por historias que oyeron y en su imaginación manipularlas a su gusto, como le ocurrió a Mary Shelley con Frankenstein. Y tampoco están libres de escribir como niños que no han crecido debidamente, como le ocurrió a James Matthew Barri con Peter Pan. Siempre es interesante escuchar un relato, pero también averiguar, o imaginar, qué cuento se esconde tras el cuento. No hay que creer siempre eso de Érase una vez…

El principito

Título original Le Petit Prince. Autor: Antoine de Saint-Exupéry. Publicado por primera vez en 1943, en Francia.

Una hermosa nota de suicidio

El principito

Es la obra El principito la más bella carta de despedida del mundo? Muchos sospechan que Saint-Exupéry, desencantado con el mundo, con la guerra, con el exilio en EE. UU., sin poder impedir la invasión alemana y perdido en la tierra de nadie, no quería seguir viviendo. Al año siguiente de entregar el manuscrito desaparecería con su avión en el mar y nunca se volvió a saber de él. Tenía 44 años, las 44 puestas de sol que contempló el niño en un día. La rosa y el campo de rosas representarían a su mujer Consuelo y la infidelidad, los baobabs podrían ser los nazis, el zorro la amistad y la lealtad. La despedida del niño también se asemeja a las últimas palabras de Francis, su hermano menor, quien en su lecho de muerte le dijo: «No te preocupes. Estoy bien. No puedo evitarlo. Es mi cuerpo». En este caso, Antoine se despediría a través del pequeño con las siguientes líneas:
—¿Comprendes? Es demasiado lejos. No puedo llevar mi cuerpo allí. Es demasiado pesado.
Yo callaba.
—Pero será como una vieja corteza abandonada. No son tristes las viejas cortezas.

 

Alicia en el País de las Maravillas

Título original Alice in Wonderland. Autor: Charles Lutwidge Dodgson, Lewis Carrol. Publicado por primera vez en 1865, en Reino Unido.

Alicia, luz de mi vida, fuego de mis entrañas...

Alicia

Alicia en el País de las maravillas fue escrito por Lewis Carrol durante una tarde de verano para una Alicia verdadera, Alice Liddell, una niña amiga del escritor sobre la que nunca ha quedado claro cuáles eran las intenciones del hombre adulto, con el que mantuvo relación entre los 4 y los 11 años. Hay que tener en cuenta que eran tiempos en los que la edad permitida para casarse eran los 12 años, por lo que no era tan extraño este tipo de cortejo. Repentinamente, la relación cesa y algunas páginas del diario de Lewis de aquellos días son arrancadas, alimentando la leyenda, aunque se duda si ocurrió algo inapropiado o simplemente la madre de la niña no quiso que aquella intimidad continuara, pensando en un mejor partido para su preciosa niña. Algunos han querido ver en este cuento una incitación a romper con las normas, a vivir aventuras y a que lo más extraño puede ser posible en su relato a las niñas aquella tarde de verano.

 

El patito feo

Título original Den grimme ælling. Autor: Hans Christian Andersen. Publicado por primera vez en 1843, en Dinamarca.

El cisne despreciado por sus hermanos patos

Patito

El patito feo es en realidad la biografía de su autor, Hans Christian Andersen, un niño nacido en un hogar muy pobre, pero que siempre creyó ser hijo ilegítimo del príncipe Christian Frederik. El patito feo nace de un huevo de cisne que se mezcla casualmente con los huevos de una pata, pero que sufre el desprecio de sus hermanos, y hasta de su madre, porque es desgarbado y feo. Lo mismo le ocurrió a Andersen por su físico. Andersen triunfaría con el tiempo como poeta y escritor, y siempre, a pesar de los muchos fracasos en varios oficios y de su intento sin mucho éxito de ser actor y cantante, había tenido el convencimiento de que pertenecía a un linaje superior, como el de un cisne. En su vida real llegó a relacionarse con grandes personalidades, nobles e incluso príncipes y reyes. Cuando le preguntaban a Andersen si alguna vez escribiría su biografía, siempre contestaba que ya lo había hecho escribiendo el cuento El patito feo, titulado Los jóvenes cisnes inicialmente.

El mago de Oz

Título original The Wonderful Wizard of Oz. Autor: Lyman Frank Baum. Publicado por primera vez en 1900, en EE. UU.

Dorothy, una revolucionaria involuntaria

Oz

El Mago de Oz podría tomarse como un cuento de una niña buena y sus aventuras, pero el fondo de esta historia es una durísima crítica social y política a un mundo en el que el sistema económico genera desigualdad, los líderes son unos inútiles y sus seguidores manejables. El final del arco iris solo llevará a una ciudad llena de artificio, rascacielos y neón. En el año en el que Lyman Frank Baum la escribió, los estados del Norte tenían sometidos económicamente a los del Sur, que vivían un momento de gran pobreza. El camino de baldosas amarillas es oro y Oz la abreviatura de onza.
Dorothy es involuntariamente una revolucionaria. El espantapájaros representa a los granjeros, el hombre de hojalata al trabajador industrial, el león cobarde a la clase política que permite la desigualdad… El Mago de Oz, finalmente, es el presidente de EE. UU., que al final de la historia se muestra como un fraude y un incompetente.

 

La Cenicienta

Título original La gatta cenerentola. Autor: Giambattista Basile. Publicado por primera vez en 1634, en Nápoles.

El zapato que deja un rastro sangriento

Blancanieves

El cuento de La Cenicienta tiene antecedentes similares en todas las épocas. Grecia, Francia medieval, China, Japón, Irán… Todas ellas cuentan bien con el elemento del zapato, o bien con la parte de hermanas o hermanos celosos. Es el napolitano Basile el primero que deja este cuento escrito con la estructura que ya conocemos en la actualidad y que luego seguirían los hermanos Grimm y Charles Perrault, aunque el cuento cambia un poco. Zezolla, la hija de un príncipe –no es un rey inicialmente–, es maltratada por su madrastra, a quien matará con la tapa de un baúl en complicidad con su nodriza, que pasará a ser la nueva esposa, pero de quien se revela que al poco tiempo tiene seis hijas y entre todas comenzarán a tratar a Zezolla como a una sirvienta. Más violenta es aún la versión de los hermanos Grimm, donde las hermanastras se cortan el talón y los dedos para conseguir entrar en el zapato, y el príncipe sospecha por el rastro de sangre. Al final del cuento, Cenicienta se venga de ellas haciendo que las palomas les piquen en los ojos hasta quedarse ciegas.

 

Blancanieves

Título original Schneewittchen. Recopilado por los Hermanos Grimm. Publicado por primera vez en 1812-1815, en Alemania.

Una princesa alemana del siglo XVIII

Blancanieves

Todos los cuentos de los hermanos Grimm son recopilaciones de relatos populares, modificados además algunos posteriormente para sus nuevas ediciones más censuradas, así que resulta muy difícil saber el verdadero origen de cualquiera de ellos. Blancanieves, sin embargo, tiene una curiosa similitud con la historia de una princesa alemana del siglo XVIII, María Sofía Margarita Catalina Von Erthal, nacida en la localidad de Lohr. Tras quedar viudo, el padre de María Sofía vuelve a casarse con una mujer que la desprecia favoreciendo siempre a sus hijos. Y, curiosamente, le regaló a su nueva esposa un espejo de 1,60 metros de altura que todavía se conserva, en el que puede leerse «Amor propio». La zona en la que sucedieron estos acontecimientos está llena de bosques y montañas, como las que se describen en el cuento, y se supone que la princesa pudo llegar huyendo hasta el pueblo minero de Bieber, donde los trabajadores de talla pequeña probablemente fueran niños. María Sofía padecía, además, una leve ceguera, lo que aumentó su leyenda de niña buena y dulce, casi convertida en una especie de hada. Lo de la manzana envenenada y el beso del príncipe no ha podido confirmarse, pero por aquella zona hay muchas plantas venenosas, como la belladona, que podían haberse utilizado para este fin.

 

Frankenstein

Título original Frankenstein; or, The Modern Prometheus. Autor: Mary Shelley. Publicado por primera vez en 1818, en Reino Unido.

El médico alquimista del castillo alemán

Frankenstein

Existe un castillo de Frankenstein que fue construido en 1250 en Darmstadt, Alemania. Tras muchos cambios de dueño y numerosas reformas hasta llegar a la ruina, fue rehabilitado y en la actualidad se celebra en él una de las más conocidas fiestas de Halloween de Europa. En este castillo nació, en 1673, Johann Konrad Dippel, médico, científico y alquimista que realizó en la edificación numerosos experimentos de anatomía con cadáveres, explotó por accidente una torre con nitroglicerina, tenía teorías sobre transferir almas de unos muertos a otros con extraños aparatos, inventó un elixir de la vida llamado ‘aceite de Dippel’ y fue expulsado del pueblo cuando se supo de sus inquietantes estudios. Mary Shelley tuvo que conocer este castillo y su nombre en alguno de sus viajes por Europa, y oír hablar de los experimentos realizados entre sus paredes porque, aunque luego añadiera gran parte de su imaginación, las coincidencias son muchas.

 

Peter Pan

Título original Peter Pan and Wendy. Autor: James Matthew Barrie. Publicado por primera vez en 1920, en Reino Unido.

Niños que vuelan a lugares donde no se crece

Peterpan

James Matthew Barrie (1860-1937) ya había escrito en El pajarito blanco la inquietante historia de un niño de una semana de nacido que vuela fuera de su casa y no crece. Piensa que su madre siempre lo esperará, pero al regresar comprueba que ha sido sustituido por otro bebé. Con Peter Pan vuelve al tema de niños que vuelan a lugares donde no se crece. La huella que dejó en James la muerte del hermano de 13 años en un accidente de patinaje parece ser el motivo de estos cuentos de niños que no crecen. No solo por el incidente, sino por el desprecio que sufrió por parte de sus padres tras el fallecimiento de David. Solo se le prestaba atención cuando la madre lo confundía con su hermano. Todo esto le impidió crecer y le fue diagnosticado enanismo psicosocial. Al conocer a la familia Llewelyn Davies, Barrie parece encontrar un lugar en el mundo; más aún cuando se hizo cargo de los cinco niños al quedar huérfanos, manteniendo con ellos una estrecha relación. En ellos se inspiró para escribir Peter Pan. Peter era uno de los niños. Algunos crecieron, otros murieron jóvenes, provocando una gran tristeza en James, que volvía a la maldición de mundos de nunca jamás.

 

Este reportaje es uno de los contenidos del número 14 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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