La ansiedad de la inocencia
La ansiedad llevada al extremo limita el lenguaje: las palabras se atascan en el píloro del alma y sólo te salen lamentos de imposible traducción. No es un fallo del lenguaje; las palabras existen, pero anudadas en formato ovillo. Lo difícil, no imposible, es encontrarte el hilo en la garganta y tirar suave.
Daniel Díaz